Ropa interior, una herradura de la suerte o una silla de ruedas están entre las curiosidades que pueden encontrarse en la oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local de Zaragoza. Un sótano de unos 300 metros cuadrados en el que se gestionan más de 10.000 artículos al año. El 60% vuelve a manos de sus propietarios.
Guillermo Pemán Portella
¿A quién no le han robado la cartera con documentación y tarjetas dentro? ¿Quién no ha olvidado un libro en un autobús? ¿Alguien no se ha dejado el móvil en la terraza de un bar? Muchos de estos artículos van a parar a la oficina de Objetos Perdidos, uno de esos lugares no demasiado conocidos pero que cumple una función social muy importante en la ciudad de Zaragoza.
Cientos se acumulan a diario en estas dependencias, que cuentan con un despacho, un almacén y un sótano de unos 300 metros cuadrados, donde llegan a gestionarse más de 10.000 al año. Este servicio se encuentra en el cuartel nuevo de La Paz, en el barrio de Torrero.
El horario de apertura al público es de 8.30 a 13.30 horas de lunes a viernes. Hasta estas dependencias llegan los autobuses de la línea C4 y 31. La oficina recibe una media de unos cien visitantes cada jornada interesados en recuperar lo que perdieron.
El portavoz de la Policía Local, José Antonio Andrés, explica que tiene como objetivo devolver a la gente aquellos objetos que pueden perder, olvidar, o que les fueron sustraídos en su momento y han sido encontrados por otra persona y depositados aquí. La forma en la que llegan viene generalmente de autobuses, taxis, FCC, policía y también de los mismos ciudadanos.
Si el titular no aparece en dos años...
El proceso se inicia cuando una persona encuentra un objeto abandonado en la vía pública y lo acerca hasta las dependencias. En ese momento, se identifica a la persona como "hallador" del objeto. Andrés aclara que si transcurrido dos años el propietario no lo recoge, "Objetos Perdidos se pone en contacto con esta persona se lo entrega a él”.

El sótano tiene alrededor de 300 metros cuadrados
En cuanto a tiempos de almacenamiento: la joyería, relojería y otras cosas de valor se guardan dos años; las llaves, un tiempo prudencial de unos 45 días para después apartarlas y destruirlas “por seguridad”. Todo lo que concierne a documentación o tarjetas se almacena aproximadamente unos seis meses y, posteriormente, se remiten a la unidad que las expidió.
La mayor parte de objetos están registrados, informatizados y llevan un código para poder ser localizados posteriormente. El número de visitas que reciben es de cien a lo largo del día en ventanillas. A esto se suma las constantes llamadas telefónicas buscando información al respecto. Además se presentan al día entre 45 y 60 objetos.
El que reclame un objeto tiene que demostrar que es suyo
Andrés resalta que para poder entregar cualquier tipo de objeto a su propietario, éste tiene que demostrar de alguna manera que es suyo. “Por ejemplo para un móvil tendrán que detallar marca y modelo y decir el número pin. Es una de las formas de frenar la picaresca de personas que intentan tomar objetos que no son suyos”, ha subrayado.
No en vano, recuerda que alguna vez han llegado a recibir dinero. Andrés relata que en una ocasión incluso una cantidad económica importante: “Se lo había dejado una persona en un taxi y lo dejaron aquí. Finalmente, vino su propietario y pudo demostrar que es suyo y recuperarlo”.
Por su parte, Fina, que no quiere desvelar su apellido, es la responsable de la oficina de Objetos Perdidos en la que trabajan ella y dos personas más. En sus años de experiencia laboral acumula experiencias y un sinfín de anécdotas curiosas.
Entre ellas destaca la cantidad de dentaduras postizas y otras prótesis que llegan como audífonos o incluso unas muletas. “A veces las pierden y no las reclaman. Dentales vienen muchas últimamente. Hace poco le entregamos a un señor que llevaba ocho días que casi no podía comer y las había perdido en el autobús.

Los móviles son de los objetos que más pierden los ciudadanos
Fina explica que si la persona que reclama un objeto que tienen en el departamento es de fuera de Zaragoza se le envía carta e incluso se le puede mandar por correo certificado. A las personas, detalla, siempre se les atiende en el mostrador. Nunca se les baja al sótano.
“Hay picarescas y muchos objetos de valor por lo que es muy importante demostrar que el que viene a buscar un objeto es el titular”, sostiene. Los artículos más recientes están tres meses en la planta de arriba para tenerlos más a mano.
Aquello que no se recoge en mucho tiempo como pueden ser prendas de ropa van destinadas finalmente al Refugio y aquello que tiene algo de valor y se puede vender se lleva a la Fundación Federico Ozanam.
Las fechas que más pierden objetos los zaragozanos son en momentos donde la ciudad se llena de gente. Como ejemplos, las Fiestas del Pilar, durante la Expo de 2008 y cuando hay algún fin de semana o puente festivo importante.
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