viernes, 26 de marzo de 2010

Lisboa: ruta literaria en el tranvía 28

Suba al eléctrico 28 y asómese al café A Brasileira a saludar a Pessoa, beba una limonada con Pereira en el British Bar o espíe a los nazis en el avenida Palace.
La ciudad de las Siete Colinas se aprende a pie, callejeando barrio arriba, barrio abajo. Y no hablamos de Roma. Si el turista se sienta en un vagón de la red de trenes de Lisboa a Sintra pronto rememorará el ambiente mestizo y multicultural de Londres. La herencia de una capital con lazos ultramarinos en América, Asia y África ha inspirado innumerables novelas de espías nazis, lucha por la libertad o pesimismo existencial. En esta ruta, no basta con fotografiarse ante la estatua de Pessoa, hay que subir al tranvía amarillo 28 y seguir la pista al poeta por los cafés que frecuentó. He aquí la Lisboa más aventurera, descrita magistralmente en siete obras.
Lisboa: ruta literaria en el tranvía 28
 
Autor de la imagen: Oficina de Turismo
HISTORIA DEL CERCO DE LISBOA: Castillo de San Jorge
José Saramago fabuló sobre un personaje, el anodino conservador Raymundo Silva, que cambiaba a su gusto los textos históricos de Lisboa, desde que fue sitiada por las huestes cristianas en el siglo XII. Las ruinas del castillo dos Mouros o de San Jorge dominan el barrio marinero de la Alfama y el Tajo desde esa época. El tranvía 28 lo deja en el mirador de Santa Lucía y la cuesta debe subirla a pie.
«CÁNDIDO»: La Sé
Un terremoto seguido de un maremoto destruyó Lisboa en 1755. El cataclismo impresionó a Voltaire, que lo menciona en un poema como algo contrario a la providencia divina. El filósofo alemán Leibniz replicó que, a pesar de las apariencias, todo en este mundo ocurre para el bien de la humanidad. La respuesta del ilustrado francés fue su cuento Cándido, cuyo protagonista sobrevive al seísmo. La Sé es de los pocos edificios que quedaron en pie. Esta fortaleza-catedral, fundada en el siglo XII por el primer rey Afonso Henriques, armado caballero en Tui, preside el barrio comercial de La Baixa. Alberga un baptisterio decorado con preciosos azulejos. El 28 para justo en la puerta.
LIBRO DEL DESASOSIEGO: Café A Brasileira
Descubrir el verdadero yo del poeta Fernando Pessoa requiere paciencia. Para seguirle la pista hay que asomarse primero por el café restaurante Martinho da Arcada, fundado en 1782 en la plaza do Comercio y frecuentado por el literato. El 28 tiene parada en la rúa da Conceiçao. Luego, siga viaje hasta el Chiado y apéese al llegar al Brasileira, en Garrett, 120. Esta cafetería art decó fue frecuentada por los intelectuales lusos entre 1920 y 1950. Es obligado fotografiarse con la estatua de bronce del literato que hay en la terraza. Si siente el desassosego, visite su casa museo en Coelho da Rocha.
SOSTIENE PEREIRA: Orquídea y British Bar
En honor del novelista italiano Antonio Tabucchi, es obligatorio tomar una limonada muy azucarada y probar una omelette a las hierbas aromáticas en la Orquídea. Puede retrotraerse a la triste Lisboa de 1938 e imaginarse las charlas entre el periodista Pereira y el camarero Manuel. El 28 lo deja en A Estrela, pero le resta una larga caminata. Luego, mire de reojo para cerciorarse de que no lo siguen los policías secretos del dictador Salazar, apéese del 28 en la plaza de Luis Camões y camine hacia el río. Reúnase de incógnito con el subversivo Monteiro Rossi en el British Bar. Este local portuario casi centenario está en el Cais de Sodré (Bernardino Costa, 52), con vistas al Tajo. Ojo, las agujas del reloj corren al revés.
CONFESIONES DE FÉLIX KRULL: Hotel Avenida Palace
Inaugurado en 1892, el lujoso hotel Avenida Palace destiló su mayor glamur entre la Belle Époque y la Segunda Guerra Mundial. Por su salón pasaron diplomáticos, religiosos y artistas y fue escenario de intrigas y espionaje. En 1954, Thomas Mann se encerró en una habitación para escribir Confesiones del estafador Félix Krull, la novela más juvenil de un anciano. Fue iniciada en 1911 y quedó inacabada. Grandes vistas desde la rúa 1 de Decembro, cerca de la estación de tren del Rossio. En 1940, el MI6 británico controlaba a los espías nazis que contactaban en el vestíbulo con sus enlaces. La señal era un pañuelo blanco. La parada más cercana del 28 está en el Chiado.
INVIERNO EN LISBOA: El Barrio Alto
Es inútil que busque el prostíbulo Burma Club porque solo existe en la imaginación de Antonio Muñoz Molina. Pero su novela menciona los elevadores, como el de Santa Justa, próximo a la plaza del Comercio, o el de A Bica. El 28 para en el Chiado y en Calhariz (A Bica). En un capítulo, Biralbo sale de un garito de sexo y jazz en busca de Lucrecia. Se da cuenta de que lo siguen y corre por sus calles empinadas hasta que se pone a salvo en el elevador que sube al mestizo barrio Alto (parada del 28 en Luis Camões). Molina refleja la Lisboa más oriental, la de bares como Yakarta, Goa o Honk Kong. Para revivir la atmósfera nocturna de trompetistas y humo, puede entrar en el Catacumbas Jazz bar, en el Chiado, o el Musicais, en Alfama. En esa zona, hay locales con recitales de fado en directo. Si sale de allí, dos discotecas de moda son Kapital y Lux.
LOS MAIA: Hotel As Janelas Verdes
El lujoso palacete As Janelas Verdes se ubica cerca del Museu de Arte Antiga en la rúa de As Janelas Verdes, ante el puente 25 de Abril. Allí escribió Eça de Queirós su novela realista El Ramillete de Los Maias, saga portuguesa que algunos equiparan a El Quijote. El autor de El Crimen del Padre Amaro instaló su despacho en la capital en 1866 y en 1875 narró las tensiones entre el patriarca Afonso y su idealista nieto Carlos. Conviene pedir consejo al barman sobre el cóctel a beber. Apéese del 28 en la basílica da Estrela, Domingos Sequeira o en Prazeres y siga un buen trecho a pie hacia el río. Si toma el 15E, le llevará a Belém, pero esa ya es otra historia.

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