Historias de la ciudad. Salvador Rabasa ofrece conexión gratis en su coche
Salvador Rabasa siempre se podrá jactar de ser de los pioneros taxistas que ponen a disposición de sus clientes una conexión wifi. Cree que en el plazo de unos años todos lo llevarán como le pasó ya con el GPS. «En 2004 cuando empezaba en esto, algunos taxistas se sorprendían de verme con el GPS en el coche... ahora lo llevan todos», dice este vecino de Ayora que vaticina que eso del wifi en los taxis será mínimo común múltiplo en cuestión de meses, pocos años. «El taxi es un gremio estancado y esto hay que cambiarlo», comenta sobre los males que atacan a la profesión.
El pasado mes de octubre fue cuando Rabasa decidió dar el salto a la conexión de su vehículo, de distinguirse del resto. Es un producto que ofrece a sus clientes y que ha sabido publicitar. Para empezar se hizo él mismo (bueno con la ayuda estética de su mujer «que tiene mejor gusto que yo») unas pegatinas que informan de que ese taxi es especial. Además, en el cabezal del acompañante ha colocado una pantalla plana para que el cliente vea todos los servicios que su avanzado vehículo puede ofrecerle y lo decora con fotos de los lugares emblemáticos de la ciudad.
También acepta todo tipo de tarjetas de crédito para el pago de las carreras lo que cree que le puede permitir llegar a un tipo de cliente que tiene en el taxi un arma de uso diario: «Creo que el servicio es bueno para hombres de negocios que saben que en mi taxi pueden adelantar faena con el ordenador o la blackberry o el i-phone». Y, por cierto, él mismo se ha encargado de que en Google sea muy sencillo localizarle simplemente metiendo las palabras taxi-wifi-valencia.
Y también destaca que es capaz de entenderse en inglés con el cliente, aspecto que según él tiende a extenderse en el sector al haber cada vez «más conductores jóvenes».
Rabasa se considera un «manitas» ya que antes de ser taxista se dedicó a hacer montajes de feria y tocaba todos los palos. Como le gusta la informática pensó que lo de instalar un wifi en su coche era pan comido. «Sólo hizo falta una tarjeta de internet móvil, un móden y un ruter... es muy sencillo», sentencia mientras saca un pequeño ordenador portátil que siempre lleva en el coche.
Lleva cinco meses con su propuesta y se muestra muy satisfecho del servicio que ofrece: «A veces ya ves como la gente que se sube al taxi directamente se conecta porque sabe que lo puede hacer». Y eso que ahora lo controla más al tener que dar la clave de acceso al usuario porque hasta hace era libre. Aunque esto tenía sus peguillas: «Cuando llegaba a una parada los otros taxistas se conectaban a mi wifi».
Los 45 euros que se gasta al mes pagando la conexión a internet, de un ancho de banda más que aceptable, considera que son «una buena inversión».
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