jueves, 28 de enero de 2010

Alaf apela al Ministerio de Vivienda para financiar el museo del ferrocarril


El colectivo social busca apoyo para sufragar parte de los seis millones de euros

 A. Caballero | León

Vueltos a la costumbre, los integrantes de la Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril (Alaf) piden una nueva vía para dar entrada al dinero con el que financiar el museo funcional ferroviario. Una reclamación histórica para la que ahora se intenta reclamar al Ministerio de Vivienda, gracias a la intermediación de su secretario general, el leonés Javier Ramos Guallart, a quien ya se ha enviado el anteproyecto y al cual se ha solicitado una entrevista para conocer su análisis de la propuesta. Dictamen en el que se espera que el departamento estatal, cualificado para asumir estas iniciativas, adjunte el compromiso de aportar una parte significativa del presupuesto.
Los cerca de 6 millones de euros de coste del museo funcional del ferrocarril, según las estimaciones iniciales, son el único interrogante que se mantiene. Suficiente incertidumbre para un proyecto que arremolinó una cohorte de corifeos desde sus albores, quienes regalaron los oídos a Alaf con buenas palabras, pero que no se concretó hasta que León Alta Velocidad -”la sociedad gestora de la integración del AVE que agrupa a la capital, San Andrés, el Gobierno y la Junta-” puso sobre el papel un acuerdo rubricado en julio del 2008 para fijar la ubicación: más de 15.000 metros cuadrados, al sur de la avenida Palencia, en los terrenos de la actual estación de Clasificación.
El proyecto se asienta sobre el edificio de Clasificación, al que se anclaría la marquesina de la actual estación de pasajeros de la calle Astorga. En el primero, entre otras cosas, tendrían cabida un trabajo pedagógico sobre el ferrocarril, reforzado con piezas históricas y maquetas, una biblioteca y un centro formativo del vapor; mientras que en el segundo se realizarían las labores de reparación y recuperación, además de escuela formativa. El complejo se cierra con otro inmueble, de nueva edificación, y una playa de vías que permita su conexión con la red general del tren; todo inserto en un parque, aledaño al Bernesga y dentro de la nueva zona urbana que acompañará a la integración.
La idea cumple con el sueño de que sea «un museo vivo, no estático», como define el secretario de Alaf, Miguel García, quien es consciente de que el complejo «no es cosa de una asociación, sino que se debe conformar una fundación para poder gestionarlo y nutrirlo, en la que estén el Gobierno, la Junta, el Ayuntamiento, la Diputación, Adif, Renfe operadora y todos los agentes que lo deseen». Miembros que se esfuercen en sumar, no sólo declaraciones públicas para ganar votos y simpatías, sino euros con los que dar cuerpo a una iniciativa «generadora de riqueza». Influencias para que el horizonte de progreso del museo, que debe esperar a que avance la integración, sea firme.

No hay comentarios: