La capital de España es cinco veces más extensa que la ciudad tinerfeña, con uno de los ratios más altos de taxis a nivel nacional por cada mil habitantes. En Santa Cruz sobran hasta 500 licencias, según la UTAT.
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El sector del taxi en Santa Cruz de Tenerife está en pie de guerra desde el pasado lunes. Las informaciones publicadas por este periódico sobre los estudios llevados a cabo por Metropolitano de Tenerife SA para implantar una línea de tranvía que atraviese la ciudad por calles tan céntricas como Tomé Cano, la avenida de La Salle o Méndez Núñez, zonas todas ellas con una gran demanda potencial, han encendido la mecha de la rebelión en un sector especialmente acuciado por la crisis económica al entender que la instalación de más tranvías en su nicho de mercado no les beneficiará en nada.
Sin embargo, tras este proyecto de futuro, planteado por el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Santa Cruz como una simple posibilidad cuyas obras no empezarían nunca antes de 2011 o 2012 (aunque otras fuentes de la Corporación insular dudan, incluso, de que sea factible durante todo el próximo mandato dado el parón económico), se esconde el verdadero quebradero de cabeza de los profesionales del volante: el excesivo número de licencias de taxi que circulan por la ciudad.
El taxi sufre en la capital chicharrera un problema histórico que implica una diferencia excesiva entre la oferta y la demanda del servicio, algo que desde el sector siempre se ha achacado a la "benevolencia" con que Manuel Hermoso repartió licencias durante sus últimos años en la Alcaldía a principios de los noventa.
De esta forma, de las diez ciudades estudiadas, sólo Barcelona tiene un ratio (taxis por cada mil habitantes) superior al de Santa Cruz, situándose en un 6,5. El segundo puesto lo comparte el municipio santacrucero con Madrid con un ratio de 4,9, dándose la circunstancia de que Madrid supera cinco veces la extensión de Santa Cruz.
Actualmente, el sector sufre una pérdida de ingresos de más del 50%, a causa de la crisis económica y la "competencia desleal" del tranvía. Sin embargo, las plataformas que representan a los 1.087 profesionales del taxi no se han puesto de acuerdo sobre la fórmula óptima para reorganizar el sector, más allá de la compra de licencias de taxi (se habla de entre 300 y 500) por parte de la Administración para "adelgazar" a un colectivo masificado.
A principios de año ya los taxistas votaron en contra de implantar, a modo de prueba, el establecimiento de un día libre a la semana con el objeto de hacer frente al excesivo número de licencias y autorregular el sector. Asimismo, el Cabildo de Tenerife condiciona su entrada en una negociación para subvencionar rescates de licencias a precio de mercado (la medida para regular el sector que parece contar con el beneplácito de más taxistas) al entendimiento previo entre los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna y los taxistas para adoptar otra serie de medidas.
La compra de licencias deberá contar con la intervención de varias administraciones, dado su alto coste, y se plantearía en varios ejercicios económicos. Un caso equiparable es el que ocurre en Sevilla, de huelga también en estos días.
Según relatan desde la Unión Sevillana del Taxi, el ayuntamiento hispalense ha incumplido el plan, que inició en el 2000, para rescatar cien licencias en diez años ante el exceso de ellas.
El alto coste es el gran problema. En ciudades como Sevilla o Valencia, donde el rescate de licencias está entre los 60.000 y los 70.000 euros, los ayuntamientos han paralizado esta medida. A ese precio, Santa Cruz debería invertir entre 18 y 30 millones de euros.
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