
La Audiencia Nacional juzgará el próximo mes de noviembre a los once presuntos terroristas islamistas -nueve pakistaníes y dos indios- que fueron detenidos el pasado año cuando preparaban un atentado contra el metro de Barcelona "mediante la utilización de explosivos por parte de suicidas".
El juicio, que celebrará la sección primera de la Audiencia Nacional durante ocho días, se desarrollará los próximos 12, 13, 16, 17, 18, 26, 27 y 30 de noviembre, han informado fuentes jurídicas.
Durante la vista, la Fiscalía pedirá penas de entre 9 y 18 años para los once acusados por los delitos de pertenencia o colaboración con organización terrorista, tenencia de explosivos y falsedad documental.
En su escrito de acusación, notificado el pasado 14 de mayo, el fiscal Vicente González Mota sostiene que el principal acusado, Mahroof Ahmed Mirza (para el que pide 18 años de cárcel en calidad de dirigente) eligió el metro de Barcelona para este atentado por las "dificultades" que presenta para el acceso de "los servicios de emergencia".
No obstante, el fiscal no acusa a ninguno de los procesados de conspiración para cometer un atentado y se limita a imputarles por integración o colaboración con organización terrorista.
Una de las pruebas que esgrime el fiscal respecto a los planes de este grupo es la reivindicación que hizo el movimiento Tehrik e Taliban Pakistana en un vídeo que fue colgado en la página web wwww.nefafoundation.org en el que su portavoz Maulvi Omar aseguraba "el de Barcelona fue conducido por 12 de nuestros hombres".
Lo que pretendían con esta acción, prosigue el fiscal, es permitir al líder talibán Amir Baitullah Mehsud -emir de este grupo- efectuar "peticiones que, en caso de no ser atendidas, desencadenarían otros atentados terroristas".
Para el atentado en el metro de Barcelona, los acusados -Ahmed Hafeez, Qadeer Malik y Shib Iqbal- iban a ser los encargados de la fabricación de los explosivos y trabajaban "con el material electrónico necesario para la activación de los explosivos" en la calle de Santa Madrona.
Como prueba de ello, el fiscal relata que el 17 de enero de 2008, Malik arrojó a la basura una bolsa con dos paquetes vacíos de pilas, otra caja vacía de diez pares de guantes de látex, unos alicates, un bote de plástico, ocho conectores de toma de alimentación de ordenador, un reloj, un temporizador, una tarjeta de teléfono y los cables, entre otros efectos.
"Los acusados que iban a realizar los ataques suicidas -explica el fiscal- irían provistos de mecanismos de activación de la carga explosiva a distancia para asegurarse los responsables del grupo que cometerían la acción suicida".
El descubrimiento de la organización, desarticulada el 18 de enero de 2008, y la preparación del atentado fue posible gracias a la declaración de un testigo protegido identificado como F1, que había ingresado en el movimiento Tarik e Tabligh en Francia y que recibió entrenamiento militar en Pakistán.
A petición de los responsables del grupo viajó a Barcelona en enero de 2008 y a su llegada le informaron de que "estaban preparados para atentar contra el metro de Barcelona, siendo especialmente consciente de ello cuando tras conversar telefónicamente con su familia los acusados le dijeron que era su llamada de despedida".
Cuando se produjeron las detenciones en la mezquita del movimiento Tabligh en la calle de Maçanet de Barcelona fue intervenida una bolsa con sustancia color blanco, polvo blanco con 18 gramos de nitrocelulosa y perclorato potásico que, según el fiscal, constituirían "los componentes de la carga explosiva".
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