martes, 9 de junio de 2009

Los ferrocarriles de carga en México registran hasta 20 ataques diarios, como en la revolución


Los bandidos quieren dar la imagen de defensores de causas sociales
Foto: M. DE CELAYA" width="250" height="163">
La violencia 8 Despliegue policial tras el asalto a un tren en México.
Foto: M. DE CELAYA
TONI CANO
MÉXICO

El tren atraviesa lentamente un barrio pobre de Celaya, en el estado mexicano de Guanajuato. Los niños se encaraman a las vagonetas, abren las compuertas o sacan el cereal a paladas. La gente se lanza a recoger el maíz y el trigo que tapiza los rieles. Al mismo tiempo, otro ferrocarril tiene que detenerse en Las Cruces, estado de Michoacán, donde diez hombres con pasamontañas y fusiles de asalto han cruzado una de sus camionetas en la vía. Los asaltantes abren dos furgones, cargan sus vehículos y huyen dejando esparcidas varias cajas. Como en los tiempos del Lejano Oeste o de la revolución, de cuyo inicio se cumplirá un siglo el año que viene, México registra un promedio de más de cinco asaltos diarios a trenes. Algunos días, hasta 20.
«El incremento delictivo es de tal magnitud que las compañías ferroviarias han advertido a las empresas que contratan su servicio de que estudian la posibilidad de eliminar su seguro de carga, por lo que, en caso de robo, indemnizarían con solo el 20% del valor de las mercancías», explica el diputado Fernando Caballero, secretario de la comisión de transportes del Congreso.
Hambrientos vecinos
Alarmados por las cifras presentadas por esas compañías, los legisladores debaten estos días una reforma legal que tipifique esos asaltos y aumente su castigo. De momento, los operativos policiales solo han logrado detener a un malcarado grupo de hambrientos vecinos de los barrios marginales de Celaya, mientras el presidente, Felipe Calderón, estudiaba con la gente del ferrocarril un nuevo trazado de la vía que libre esos andurriales.
Pero Fernando Caballero afirma que «la clara reincidencia de los asaltantes» muestra el «surgimiento de una nueva vertiente de la delincuencia organizada, que empieza a traficar con la mercancía robada en los trenes». Para el diputado, «la manipulación de niños y mujeres» no es más que un «escudo para dar la imagen de causas sociales».
La madre de uno de los detenidos, Jacoba Almanza, señala indignada: «Dicen que son la banda de los robamáiz. Pero la gente pobre solo levantamos los granitos para comer. ¡Y ahora nos cae la policía!» También en Celaya, un empleado anónimo de Ferromex confirma más bien la versión del diputado Caballero: «Los robos empezaron años atrás. Al principio, era robo hormiga de chatarra. Después, los mismos volvían y abrían todos los furgones. La policía no más miraba». La Confederación de Cámaras Industriales (Concamín) llegó a pedir policías armados en los vagones y se empezó a hablar del Viejo Oeste.
La empresa Kansas City Southern de México (KCSM) sí movilizó en esa zona de Guanajuato a sus efectivos de seguridad, conocidos popularmente como los pollos por su uniforme amarillo. «Cuando robaron a los de Kansas, los pollos fueron a los barrios de las ratas y les dieron unas patadas de advertencia. Sus abogados también se pusieron listos. No les volvieron a robar», cuenta el empleado de Ferromex. No obstante, KCSM no ha podido impedir los asaltos a los mercancías que van del puerto de Veracruz al norte del país, igual que Ferromex sufre los asaltos en la costa del Pacífico.
Más de 2.000 hurtos
Las cifras que reúne la comisión de transportes del Congreso señalan que el año pasado hubo más de 2.000 robos a furgones de trenes.En ocasiones, hasta una veintena al día. Los asaltantes lesionaron a más de medio centenar de trabajadores. Cada vez en más locomotoras, los maquinistas van aislados con rejas. Uno comenta: «La plaga de gente tapia las vías, nos tira pedradas y hasta vienen a la máquina a quitarnos dinero, relojes y móviles. Otros nos frenan a balazos». El promedio mensual de mercancías robadas fue en el 2008 de 35 toneladas. Pero solo el pasado enero ascendió a 700.
El año se inició con la noticia de la muerte de tres centroamericanos. Se cruzaron con los asaltantes del tren carguero que en Chiapas abordan los emigrantes indocumentados camino al norte. Aunque la denuncia la puso la empresa estadounidense Cargill, a la que el año pasado le robaron más de mil toneladas de grano. Aumentan las bandas, pero también la necesidad. La asociación de empresas comercializadoras del Campo (ANEC) afirma que los asaltos «evidencian que la población no tiene ni siquiera granos básicos como maíz y frijol». Como dice Jacoba: «Es lo que los pobres comemos».

No hay comentarios: