jueves, 18 de junio de 2009

El tren de los FGC descarriló tras saltarse un semáforo por un error de comunicación


El conductor interpretó mal una "señal confusa". Iba solo en la máquina pese a llevar únicamente dos semanas en el puesto. Las balizas de seguridad también fallaron


El pasado viernes, a las 21.05, un tren de la línea de Manresa de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) descarriló a la entrada de la estación de Martorell. El convoy se salió totalmente de la vía y se frenó gracias a la grava acumulada junto a la línea. No hubo que lamentar desgracias personales; 20 personas que viajaban en el mismo tuvieron que ser desalojadas y llevadas hasta la estación.

Todo se debió a un fallo humano, confirmó ayer un portavoz de Ferrocarrils de la Generalitat, aunque tampoco funcionaron las balizas de frenado que evitan que un tren siga circulando tras saltarse un semáforo. Según el expediente abierto, el conductor, que sólo llevaba dos semanas en el puesto, se saltó el semáforo tras recibir una "señal confusa" desde el centro de control e interpretarla equivocadamente. Los sindicatos denuncian que FGC incumplió la normativa al permitir que el trabajador fuera solo en la cabina de mando sin la compañía de un compañero más experto.

El tren corresponde a la línea R-5 y viajaba hacia Barcelona procedente de Manresa. Al llegar a la estación, el semáforo estaba en rojo pero el conductor decidió saltárselo, siempre según la compañía, tras recibir una señal del centro de control e interpretar que se le daba paso. "No era así", explicó el portavoz de Ferrocarrils de la Generalitat, "porque las órdenes de superar un semáforo en rojo van acompañadas de un código y, en este caso, no se le facilitó código alguno, de modo que el conductor debía haber parado el tren y no ignorar el semáforo". Al realizar esta maniobra de modo equivocado, añadió la compañía, se encontró con las agujas colocadas de forma errónea y el tren se salió de la vía en vez de seguir por la trayectoria previsible.

En realidad, según fuentes del comité de empresa, el conductor recibió la autorización para saltarse un semáforo en rojo pero acabó por saltarse dos y fue por ese motivo por el que se encontró mal orientadas las agujas del cambio de vías. Los sindicatos creen que este incidente no se habría producido si se hubiera cumplido el protocolo que señala que los conductores noveles deben ir, en los primeros días, acompañados de un jefe maquinista o un inspector de tracción. "Una normativa que tiene un año y que, sobre todo en la línea Llobregat-Anoia, no se cumple, eso sin contar con que cada vez la formación es más somera", según fuentes sindicales.

El conductor que sufrió el incidente llevaba en el puesto un par de semanas y viajaba solo. Los sindicatos de la compañía mantienen desde hace tiempo un pulso con la dirección de Ferrocarrils de la Generalitat para conseguir que los trenes no funcionen con "agente único" (es, decir, sólo el conductor), sino que lo hagan con un acompañante, sobre todo en zonas en las que haya que tener precauciones especiales por obras o en otras circunstancias que lo aconsejen. El comité de empresa sostiene que en la línea Llobregat-Anoia incidentes de este tipo se producen con relativa frecuencia: "Una o dos veces al año, por lo menos", lo que se evitaría con un mayor periodo de formación de los maquinistas.

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