Lobo es un perro de los que pasean los guardias de seguridad del metro para vigilar. El 20 de julio pasado los propios vigilantes llamaron a la Policía Local para que lo sacaran de la perrera. Un veterinario municipal acompañó a los agentes y vio "heridas sangrantes en el cuello provocadas, al parecer, por un collar de castigo".
La asociación El Refugio denunció ayer a Metro y a la empresa de seguridad Eulen por el trato dispensado a los animales que trabajan en el suburbano. En el texto se detalla que no se cubren las necesidades de alimentación, agua e higiene. La empresa replica que los perros realizan turnos de ocho horas y que, cada dos, son conducidos fuera para que descansen y beban agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario