La red de autobuses urbanos de Barcelona pierde 37.000 viajeros diarios. Estos son los preocupantes datos que manejan los responsables de TMB. La crisis económica se manifiesta de muchas maneras y una de ellas es que el personal se desplaza sólo lo estrictamente necesario. Y además prefiere hacerlo en el transporte que le ofrezca mejor servicio. Y ese no parece ser el caso del autobús. Su promedio de frecuencia de paso, su velocidad media, el tener que convivir con el tráfico viario y las obras hacen que el usuario apueste cada vez más por el metro y el tranvía, e incluso por la bicicleta para trayectos cortos. Y como puestos a priorizar necesidades todo indica que las autoridades públicas - que no andan precisamente sobradas de recursos- han apostado decididamente por el metro, parecen pintar bastos para el futuro del autobús. Y eso que, a pesar de todo, los usuarios de este medio de transporte le dan una buena nota: 7,5 sobre 10.
LA VANGUARDIA
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