Taxistas en la parada de María de Molina con plaza de Zorrilla. / G. VILLAMIL.
El sector taxi de la capital, sumido en una profunda crisis de clientes, recibió ayer con división de opiniones el proyecto de los alcaldes que conforman la Comunidad Urbana de Valladolid –capital y 24 poblaciones del entorno (ayer se incorporaron Aldeamayor, Castronuevo, Ciguñuela, Geria y Mucientes)– para crear un área metropolitana para la prestación de este servicio. Este fue el principal acuerdo de la entidad que quiere que todas las licencias –las 466 de la capital y las doce de los pueblos del alfoz– trabajen prácticamente sin restricciones en este ámbito geográfico para dar servicio a 412.00 potenciales clientes. El proyecto contempla que en cada municipio de la zona haya paradas metropolitanas –en la ciudad, diez de las 52– donde los profesionales puedan recoger pasaje sin limitación. Según explicaron el alcalde, primero, y el concejal Jesús Enríquez, después, los coches de otros municipios podrán realizar carreras en la capital, aunque, en principio, solo podrían salir de estas dársenas predeterminadas. No se descarta la integración de todos los coches en una emisora. Por su parte, los taxis de la ciudad podrán coger pasaje en los pueblos, algo que está prohibido por el momento.
Además, se busca rebajar las tarifas de desplazamientos entre los municipios una media de cuatro euros, lo que supondrá un ahorro respecto a los precios actuales del 20%, según destacó Enríquez. La conexión con Arroyo y sus urbanizaciones, La Cistérniga, Santovenia o Zaratán seguirán a taxímetro. Durante la reunión, se decidió la congelación de nuevas licencias en todo el área, así como limitar el traspaso de las más recientes (las de Arroyo) para «evitar la especulación». Poner veto a los que las hayan adquirido más baratas y pueden tener la intención de venderlas a un precio más alto cuando se eliminen las trabas. Solo se podrán transmitir a familiares directos, dijo el regidor de la capital.
Mientras León de la Riva explicaba los detalles a la prensa, al salón de recepciones, fueron llegando profesionales del volante. La primera, Merche Castrillo, una taxista con siete años de licencia, que quería conocer con quién habían hablado los políticos para tomar esta decisión. «Estamos al borde de la pobreza, pidiendo que se retiren licencias y ahora los de fuera van a poder trabajar aquí, no lo entiendo», argumentaba esta mujer, quien recuerda que en la capital se han pagado estos permisos «a 120.000 euros en su momento y en Arroyo los han dado por 12.000».
En el alfoz, sin regulación
Al terminar el encuentro, Pedro García Yllera, otro taxista, impulsor de la última y tensa asamblea del sector, se interesaba por la misma cuestión. Enríquez le explicó que se ha contactado con la Agrupación Radio Taxi de Valladolid, organización mayoritaria y presidida por Roberto Merino. A juicio, de García Yllera, el actual presidente de la Cooperativa «ha ido por libre» en este asunto. «No veo ningún beneficio para nosotros, solo para los que van a venir de fuera; no han contado con nadie», recalcaba. Tampoco Javier Rodríguez (FNT) ni Rubén Alonso (AIT) apoyan la propuesta. «Hace tres meses en una asamblea se habló de poder recoger solo por emisora; nada de coger en la calle. Ellos no tienen ninguna regulación y nosotros nos hemos visto obligados a regular más descansos porque no hay trabajo para todos en la calle», recalcó Alonso.
Raúl Ares, responsable de otra asociación ya extinguida (AVAT), respalda este planteamiento y recuerda que las tarifas fijas entre municipios existen desde 1986, «no es ninguna novedad». Respecto a la nueva propuesta, resumió con claridad: «que vengan a recoger a clientes para llevarlos a sus pueblos, sí; que estén en las paradas, no».
Roberto Merino quiso recordar que si se van a congelar licencias para evitar más competencia ( las dos de Simancas están paradas), «algo habrá que dar a cambio». Merino explicó que aún «no hay nada decidido» y habrá que limar la propuesta. Por ejemplo, dando prioridad en la espera en las paradas a los coches del municipio y obligando a que los taxistas de fuera pasen el examen de calles . «Sin dejar explicar las cosas, van a tirarlas; no quieren construir», dijo en referencia a García Yllera.
Roberto Merino subrayó que es un proceso que se acaba de iniciar y que «no hay nada cerrado». Además, añadió, «la última palabra la tiene la Junta» y habrá tiempo para realizar alegaciones y correcciones. La puesta en marcha del área metropolitana del taxi no será inmediata. Pasarán varios meses.
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