jueves, 30 de junio de 2011

Con un pito, una samaria enfrenta a carteristas en el Metro de Barcelona

Tomado de 20minutos.es

Eliana Guerrero en acción, en una estación del Metro.
Con un pito, una samaria es el terror de los más de 200 carteristas que delinquen a diario en el metro de Barcelona, España. La colombiana, dedicada a las ventas en las diferentes estaciones, porta además un cartel escrito en español, francés, alemán e inglés en el que advierte: “¡Cuidado, carteristas!”.
La original historia que pone en alto el nombre de nuestro país y resalta el valor de sus gentes, fue destacada ayer por los medios de comunicación del Viejo Continente, y en Colombia por la W Radio, que desde Barcelona habló con la protagonista.
La emisora aplaudió que esta vez desde España no se esté informando sobre casos de drogas ni de asesinatos que involucren a nacionales, sino del heroísmo de una mujer.
Se llama Eliana Guerrero, nació en Santa Marta, ama a España porque fue la tierra que le abrió las puertas, pero no duda en afirmar que lleva a su patria metida en el alma.
Con desparpajo, denotando felicidad porque estaba hablando para un medio de comunicación de su país, le dijo a los periodistas que no siente temor de lo que está haciendo y que lo que busca es que los legisladores modifiquen la norma española porque tiene un gran vacío al no castigar como se lo merecen a estos ‘amigos de lo ajeno’.
¿Cómo lo hace?. El modus operandi de la costeña es sencillo, pero muy efectivo. Con el pito advierte a la gente que se moviliza por el Metro barcelonés que le están robando o que alguien está a punto de hacerlo. Al momento de sonarlo, los carteristas se espantan y huyen viendo cómo una vez más por culpa de esta mujer se frustran sus intenciones delictivas.
“Estoy indignada porque cada día hay robos y no puedo irme a la cama sin haber hecho nada. No puedo esconder la cabeza en un libro, no puedo pasar olímpicamente… esto me hierve la sangre”, le dijo a la W Radio.
Manifestó que ante un hurto no duda en actuar y que ya los carteristas la tienen fichada. “Me conocen y hasta me han propuesto que haga parte de ellos, incluso, me han ofrecido hasta mil euros para que los deje ‘trabajar’”, anotó.
Eliana Guerrero comentó que su decisión de ahuyentar a estos rateros surgió hace tres años cuando vio a unos carteristas robarle un bonito estuche a una mujer. Pero lo extraño, fue que tras quitárselo lo dejaron abandonado en las escaleras.
“Lo recogí, lo abrí, miré al frente y vi al carterista discutiendo con la turista que había robado. El ladrón regresó, me arrebató el estuche y lo arrojó al otro extremo de la vía. Allí adentro había insulina”, relató.
Eso marcó la vida de Eliana Guerrero porque pensó que por algo tan insignificante para el delincuente, significa la vida para la víctima. Pero la manera de espantar carteristas no solo se basa en el pito, también diariamente saca cientos de volantes que reparte en el Metro advirtiendo a los pasajeros de la presencia de estos raterillos.
Eliana Guerrero piensa visitar a Santa Marta el próximo año, luego que ahorre algunos pesos. “Por ahora no creo que vaya porque con las fotocopias me estoy arruinando”, le dijo a la W.
Por Agustín Iguarán

1 comentario:

Anónimo dijo...

+ héroes de los transportes
“Existe un taxista único en Barcelona que acepta pasajeros nudistas a bordo. Se llama Mariano y su filosofía de trabajo consiste en aplicar las ideas libertarias al servicio del taxi. Por eso se llama a sí mismo ‘el taxista anarquista’. En sus propias palabras, se trata de mantener ‘la fraternidad, la solidaridad, la autogestión y la acción directa, además de la amabilidad, el trato familiar y la simpatía’.
En su taxi, el pasajero puede escoger el tipo de música que suena y tiene a su disposición revistas y tebeos, además de juguetes, por si va con niños. También son bienvenidas las mascotas. Otra de las ventajas es el precio. Mariano no cobra la recogida. Sus principios le impiden encender el taxímetro hasta que el cliente no está cómodamente sentado en el coche. También ofrece el servicio ‘top manta’, que consiste en preguntarles a los pasajeros si tienen alguna manta que donar. Lleva varias en el maletero y durante el invierno las reparte entre las personas sin hogar. Por si fuera poco, a veces no cobra, sobre todo cuando se lo pide una ONG o siempre y cuando exista un motivo solidario.” (Fuente: Verónica R. M. y Rocío S. C., ‘Barcelona insólita y secreta’)