lunes, 16 de agosto de 2010

Del carbón a la alta velocidad

El Museo del Tren de Aranda de Duero expone 700 piezas únicas, entre las que destaca una locomotora de vapor de 1865 
Del carbón a la alta velocidad
Una de las salas del Museo del Tren en Aranda de Duero. ::RICARDO ORDÓÑEZ

El reloj de la estación de tren de Chelva, en Aranda de Duero se paró hace muchos años; justo en el instante en el que las máquinas y convoyes de tren abandonaron en 1985 las vías por las que circularon durante décadas locomotoras llegadas desde distintas ciudades de España. Años después Chelva se convirtió en un Museo del Tren por el que han pasado más de 4.000 visitantes en lo que llevamos de 2010.
Francisco Andrés Vicente, director del Museo del Tren pasó toda su vida entre silbatos y maletas, hasta que el ferroviario barrio de Chelva se despidió de la estación por orden ministerial a finales de los años 80. Para este arandino, echar la vista atrás es fácil, porque, como reconoció a la agencia Ical, para él aquellos fueron los años más felices de su vida. Esa pasión fue la responsable de que en 1998, la Asociación Arandina de Amigos del Tren, de la que forma parte, pusiera en marcha un Museo que conserva piezas únicas en el mundo y de un especial valor. Más de 700 reliquias relacionadas con el mundo del tren componen el museo ubicado en el inmueble de la antigua estación, con entrada gratuita y en horario exclusivo de sábados de 11 a 14 horas. Muchas piezas exhibidas allí las ha adquirido el propio Andrés en mercadillos, otras son donaciones y los menos han sido cedidos por Renfe y por Talgo.
Dar un paseo por el Museo del Tren es recorrer la historia del ferrocarril de Aranda de Duero. El 31 de diciembre de 1984 dejaron de circular los trenes de viajeros en Chelva, y los de mercancías lo hicieron en 1994. Desde entonces, los arandinos se tuvieron que desplazar hasta la estación de Montecillo, en la que desde 1968 empezó a funcionar la línea que unía Madrid con Burgos.
Parte de esta historia está en este museo, casi exclusivo en la región y que dispone de una locomotora de 1865. «Es una joya, única en el mundo», explicó Andrés
Pasajeros sin tren
Hay un rincón del Museo en el que Andrés no explica nada a los visitantes. Se trata de un pequeño panel en el que aparecen las fechas de inicio y cierre de cada una de las líneas. «No lo miro porque me cabreo», afirma dolerle el desentendimiento que las administraciones han tenido con la conservación del ferrocarril en la capital ribereña. Si un día por Aranda supieron circular trenes como el 'Shangai-Express Correo', el 'Frutero', el 'Ómnibus' y el 'Ruta', entre otros; en la actualidad solo persiste una conexión directa con Madrid, que se encuentra bajo la amenaza de desaparecer.
El ministro de Fomento, José Blanco, anunció hace unos meses que el rendimiento de la línea era nulo, por lo que se pone en duda la sostenibilidad de la única línea que conecta la localidad con la capital española. Pese a los malos presagios, son muchas las voces que desde Aranda claman por el mantenimiento del ferrocarril. Un objetivo que tratará de evitar que el silbato del tren deje de sonar para siempre.

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