viernes, 22 de enero de 2010

CINE. Jaume Garcia: "Los espectadores de cine están maleducados"


El cinéfilo reúne 500 anécdotas del séptimo arte en su primer libro 'De cuando Indiana Jones derrotó al teniente colombo'
Para que se hagan una idea del personaje que les presento hoy les explicaré tres anécdotas. Sólo tres, pero les aseguro que serán suficientes. Empezó a enamorarse del cine con tan sólo tres años. A los once o doce años ya acudía él solito a las salas de cine para ver películas que no eran precisamente de dibujos animados. Finalmente, asegura retener en su cabeza más de 4.000 anécdotas sobre el séptimo arte que ha ido recopilando durante muchos y muchos años. Precisamente este el punto de partida de la primera aventura escrita de Jaume García, alguien que se define como "cinéfago" más que "cinéfilo" y que presenta el libro De cuando Indiana Jones derrotó al teniente colombo. La publicación es una recopilación de algunas de las 500 anécdotas más divertidas o sorprendentes del cine, con las cuales también podemos trazar una historia paralela de lo que ha dado de sí este séptimo arte. García, que asegura que en condiciones normales es capaz de ver 25 películas por semana, ha convertido este hobby en su profesión y lleva más de 20 años presentando y dirigiendo sus propios programas de radio. ¿Saben por qué le costó tanto a Sylvester Stallone hacerse con el papel de Rocky? ¿O cuál ha sido la película que ha utilizado más extras? Todas estas respuestas y muchas más, están en su libro. Aunque hoy igual están de suerte y leyendo la entrevista podrán saciar la curiosidad de alguna de ellas. Cámaras, luces y ¡a leer!
El 'Séptimo' test
La película que ha visto más veces: Blade Runner. 16 veces en el cine y unas 40 o 50 en DVD
Alguien que haya cambiado la historia del cine: Thomas Alva Edison porque era un tacaño y por no gastarse 150 dólares nació Hollywood.
Una película que cree que nunca debería haberse rodado: Waterworld, es un atentado contra el buen gusto.
La censura más grande que se ha hecho en la historia del cine: Avaricia, de Erich Von Stroheim. Se cortó aproximadamente un 80% de la película. Queda un 20% que es una obra maestra indiscutible del cine.
El peor actor y actriz que han pasado por la gran pantalla: Hay tantos. Me quedo con Sidney Rome, que fue novia de Julio Iglesias. Y de actores me quedo con Víctor Mature.
Los mejores actores que han pasado por la gran pantalla: Como actor me quedo con Spencer Tracy. Y actriz con Meryl Streep.
La primera y la última película que ha visto en el cine: La primera fue Robin y Marian de Richard Lester, con seis o siete años. Y la última que he visto la última del director indio Manoj Nelliyattu Shyamalan, El último maestro del aire.


-Sabemos que el cine es el séptimo arte aunque imagino que para usted pasa a ser el primero…
-No, esto es una clasificación que viene de la antigüedad, primitivamente las artes eran tres y al final se añadieron otras cuatro. La sexta fue al fotografía y a la séptima le tocó el cine.

-Vio su primera película con tres años y admite que ya entonces se quedó alucinado con lo que veía salir de la pantalla. ¿Recuerda esa sensación?
-Sí, era fantástico. De la nada salían cosas que se movían, y aquellas cosas que se movían eran mi familia que estaba a mi lado. Esto es un efecto mágico. Podemos decir que fue el principio de todo. Se podría haber quedado ahí, pero desafortunadamente continuó.

-No diga eso, que no le creo. Con doce años ya iba sólo al cine, no es un hecho muy habitual en un adolescente. ¿Qué pensaba su familia en aquel momento?
-Lo vivió con normalidad, decía, "mira, el chico nos ha salido espabilado y ya está". Pero la verdad es que yo hacía tiempo que hacía cosas solo. Compraba ropa, libros…Supongo que fue un paso más en el crecimiento de la criatura (Sonríe).

-Pero supongo que las películas que veían no eran las catalogadas para la edad que tenía…
-Sí, es verdad. Además por aquel entonces que sólo había Televisión Española y VHF, es decir, un canal y medio, se hacían ciclos de cine muy interesantes. Y todo eso lo veía. Algunas me gustaban, otras las entendía, otras no. Quedé maravillado con una película, Fahrenheit 451, pensé que si algún día era director me gustaría hacer un remake de esa película.

-¿Echa de menos en la televisión actual estos programas sobre cine que veía cuando era pequeño?
-Sí, absolutamente. Es que la televisión ha dejado de ser una herramienta formativa para ser una herramienta de entretenimiento puro y duro. Los contenidos que antes tenía una televisión pública ahora no los puede tener porque sino la gente no los vería. Creo que tendríamos que intentar hacer alguna cosa formativa. Al público no se le puede tratar como si fueran criaturas. Se está maleducando a los espectadores de televisión.

-¿Pasa lo mismo con los espectadores de cine?
-No, los espectadores de cine hace años que están maleducados. Los directores de cine no han visto cine. El director que empieza ahora no ha visto películas anteriores a 1980, así que no tiene ni idea de lo que es lenguaje cinematográfico.

-Ahí ha estado usted durillo señor García…
-Es que filman igual que escriben, si pones a uno de estos directores a escribir te escribirán un SMS, no te escribirán una novela. Filman SMS, filman películas que tienen un sentido muy primitivo del lenguaje cinematográfico.

-Lo primero que pensé cuando tuve su libro entre mis manos es, ¿de dónde ha sacado este hombre tantas anécdotas y de tantos artistas? Supongo que ha llegado la hora de que me resuelva el misterio…
-(Sonríe). Es un trabajo de producción de muchos años y las tengo todas en la memoria, no las apunto. No sólo 500, en mi memoria hay 3.000 o 4.000 anécdotas de cine, no te sabría decir exactamente cuantas tengo. Las tenía en el cerebro y lo que me sorprendió a la hora de ponerlas por escrito es que la memoria te juega malas pasadas y algunas habían degenerado de tal forma que las tuve que volver a revisar. Y eso me obligó a comprobar todas y cada una de las anécdotas, algunas incluso por triplicado. Lo que no quería de ninguna manera es que apareciera algún dato que fuera incorrecto.

-Más allá de que el lector se acerque al mundo del cine de una forma más divertida, ¿el libro esconde algún otro objetivo en esa mente privilegiada que tiene?
-Sí, si uno se lo lee es un libro de 500 anécdotas. Pero si miras distorsionadamente lo que es el libro en todo su conjunto, ves que lo que hay es una pequeña historia del cine y sobre cómo funciona este mundo y cómo trabajan las estrellas de Hollywood. Y también quiero reivindicar la figura de los técnicos.

-¿El cine ha sido, es y será siempre un negocio?
-El cine ha sido un negocio desde la primera proyección hasta hoy. Esta ha sido siempre la única finalidad de cualquier producción. Nadie gasta millones de euros en una película si luego no los puede recuperar. El cine es una industria, lo que pasa es que durante una época los industriales que se han dedicado han hecho arte, cosa que hoy no pasa. Hoy no es imprescindible ser un artista para poder hacer una buena película o para ser un buen director. Antes sí que era necesario porque la gente tenía mucha más cultura y eran más exigente.

-Habla en uno de los apartados del libro de la importancia del equipo. ¿Eso pasa porque un productor y un director se lleven bien?
-Sí, esto es básico, aunque haya ejemplos que nos digan lo contrario. En un equipo de tantas personas lo importantes es que todas vayan a una. En un rodaje participan 400 o 500 personas, si hay algún departamento que va en contra de los demás eso se acaba convirtiendo en una fuente de conflicto explosivo. Luego eso se puede notar en la película, o no.

-Le escucho.
-Por ejemplo, en la película Lo que el viento se llevó había una constante lucha entre todos los departamentos, pero finalmente el resultado fue excelente.

-También habla en el libro de la dificultad por encontrar el actor o actriz ideales. ¿Cuál es el récord de rechazos para un papel de una película?
-Blade Runner, por ejemplo. Quizá también otras películas donde había un personaje muy determinado, como sería el caso de El padrino. Es una película en la que se ofreció mucha gente para hacer el papel de Vito Corleone pero que Francis Ford Coppola tenía claro que quería a Marlon Brando, cosa que el productor no quiso nunca. Otro ejemplo son las más de 5.000 mujeres que hicieron el cásting para hacer el papel de Escarlata O'Hara en la película Lo que el viento se llevó.

-¿Cuál ha sido la lucha más importante que ha tenido que hacer un director o un productor para conseguir que un actor hiciera el papel que quería?
-En el libro no salen, pero si que hay más de uno o dos casos de presión de la mafia. La mafia se ha portado muy bien con Hollywood, no lo ha tocado mucho. Sólo hay dos organizaciones mafiosas involucradas detrás de lo que es el Hollywood dorado.

-Ahora le haré la pregunta al revés. ¿Qué actor o actriz se ha tenido que currar más su papel?
-Creo que hay dos ejemplos muy claros. Uno es Sylvester Stallone con Rocky, que tuvo que dejar atrás las burlas de sus compañeros de colegio por tener un defecto en el habla. Y el otro sería Frank Sinatra en el papel de De aquí a la eternidad. Perdió la voz en un momento de su carrera y el productor de la película no lo quería ver ni en pintura. Al final sus conexiones con la mafia le funcionaron. (Sonríe).

-Y si actores y directores no se llevan bien ya tenemos la fiesta montada…
-Sí, hay varios casos, como por ejemplo Instinto Básico, donde Sharon Stone se llevaba fatal con el director Paul Verhoeven. Quizá el caso más claro es el de Apocalypse Now, un rodaje que tenía que durar tres meses que se convirtieron en 16, con actores drogados, con ataques de corazón como el que sufrió Martin Sheen, y que tuvo que ser sustituido por su hermano en media película. Mad Max 2 también fue un rodaje complicado donde hubo incluso muertos entre los extras de la película al rodar las escenas de más acción.

-Dice usted en el libro que hay películas que no se llegaron a hacer nunca pero que si se hubieran rodado ahora serían éxitos de taquilla. ¿Me pone algún ejemplo?
-Sí, o que hubieran cambiado la historia. Una de ellas es Napoleón de Stanley Kubrick, hubiera cambiado todos los aspectos de la cinematografía y de la épica. La épica en el cine es muy difícil de conseguir. Y la otra clara es Kaleidoscope de Alfred Hitchcock una película que se tendría que haber rodado en el 64 o el 65 y que era una aproximación muy atrevida sobre la historia de un asesino, que además veías con simpatía. Sólo se rodaron pruebas de material y no se hizo porque tuvo problemas con la censura y con los productores, nadie quería poner dinero en esta película.

-¿Qué elementos intervienen para que una película pase de ser una más a una película de culto?
-El hecho que no sea un éxito ya es un buen elemento. Cuando ves aquella película que a ti te gusta y te das cuenta de que a nadie más le gusta, ya la ves de otra manera, es como un pequeño tesoro. Cuanta menos gente la valore, mucho mejor. Después el hecho de que aquella película acabe siendo especial dentro de tu vida, por alguna razón, identificación, fotografía, música, etc.

-¿Es usted consciente de que con su libro puede acabar desmitificando algún que otro actor o director?
-Si lo consigo estaría muy bien (Ríe). Tenemos que pensar que todos ellos son humanos y tienen sus grandezas y sus miserias, y que tenemos que valorar a las personas primero por cómo son, y luego por su trabajo. Albert Enstein fue un genio de la física que revolucionó el mundo, pero maltrataba a sus esposas. ¿Con qué nos quedamos? Admirar a alguien por su trabajo es lícito, pero mitificarle no vale la pena.

-Volvamos un momento a casa. ¿Cómo ve la futura proyección que pueda tener el cine español más allá del género de terror que ya sabemos que funciona?
-Es culpa de las subvenciones, la Ley Miró se cargó la industria cinematográfica española. No hacía falta tener una empresa detrás, no hacía falta tener una industria, en las afueras de Barcelona mismo había un poblado del oeste al que podías acceder por autopista. La industria que hacía películas malas, buenas o medias ya no era necesaria. Lo que quería premiar la ley eran las buenas películas, así que a las malas no hacía falta darles una ayuda, así que se las cargó. Hoy en día triunfa el terror porque de todo el cine que se hace en España es el único que tiene industria. Hay un estudio dedicado exclusivamente a esto y es de Filmax. Hay factoría, cosa que no hay en películas de acción, así es imposible tener una calidad.

-¿En Catalunya también es un problema de subvenciones?
-El cine catalán tiene problemas de subvenciones y de falta de educación y conocimiento. Al cine catalán le falta ignorancia, se tiene que ser más modesto. Se tiene que aprender desde abajo y hacer cosas más sencillas. Hay muchas figuras del cine catalán que parece que te estén perdonando la vida, y no hace falta.

-Dos rápidas para rebajar tensión. ¿Cuáles son los dos actores más valorados ahora mismo por la industria americana?
-No son los nombres los que lo dictan, sino las cifras. Cada año se hace una lista de los actores de Hollywood y se mira el dinero que han costado sus películas y el dinero que han recaptado. Y a eso se le aplica el precio que ha costado contratar a ese actor o actriz. En estos momentos el menos deseado es Tom Cruise. Y el más deseado es Matt Damon, por cada película que hace los productores ganan 16.

-¿Y de actrices como vamos?
-Creo recordar que la más rentable es Naomi Watts, pero insisto en que es una lista que se hace cada año y que puede cambiar.

-Para acabar, dígame quiénes son los más excéntricos…
-Esta es fácil, Russel Crowe y Madonna. Son divos (Ríe).

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