lunes, 23 de noviembre de 2009

El viaje en tren entre Girona y BCN tarda media hora más que en 1987




• Los pasajeros se quejan de los continuos retrasos, que se podrían alargar durante más de tres años
• La convivencia con Cercanías y las obras del AVE hacen que el trayecto supere ahora los 90 minutos


Varios miembros de la plataforma de usuarios de Girona en un Catalunya Exprés hacia Barcelona, el viernes. Foto: CLICK ART FOTO / JORDI RIBOT
Varios miembros de la plataforma de usuarios de Girona en un Catalunya Exprés hacia Barcelona, el viernes. Foto: CLICK ART FOTO / JORDI RIBOT
CRISTINA BUESA
GIRONA / BARCELONA
Viajar en tren entre Girona y Barcelona cuesta más tiempo hoy que hace dos décadas. Actualmente, el trayecto entre las dos ciudades necesita alrededor de una hora y media mientras que, en 1987, era de una hora y cinco minutos. Los usuarios habituales de este recorrido, agrupados en una reivindicativa plataforma, se quejan del servicio y reclaman a Renfe que acorte el viaje. La compañía responde que la ejecución de las obras de la alta velocidad y la convivencia con Cercanías hace incomparable la situación de entonces y la de ahora.
La tabla horaria de septiembre de 1987 descubre, por ejemplo, un servicio que salía a las 8.30 horas de Figueres (Alt Empordà), pasaba por Girona a las nueve de la mañana y alcanzaba la estación de Sants a las 10.05 horas. Se trataba de un Pullman Catalán Rápido, que hoy ya no existe. La forma más rápida de desplazarse entre las dos capitales es con un Catalunya Exprés, que debería gastar una hora y 29 minutos.

HORAS PERDIDAS / Pero no es así. La plataforma de usuarios de la línea Figueres–Girona–Barcelona denuncia que en los últimos meses el servicio ferroviario se ha degradado mucho. En enero se modificó la oferta, coincidiendo con una nueva etapa de los trabajos del AVE. Como en Sant Andreu Comtal solo se pueden utilizar dos vías, la capacidad operativa de la red disminuyó ostensiblemente. La traducción de esto es que se alargó el tiempo de viaje en algunos casos hasta en un cuarto de hora.
«El problema no son esos minutos de más que nos regalaron. Lo grave es que, a esos, se les tienen que sumar otros tantos cada día», protestaba Lídia, una pasajera a bordo de un Catalunya Exprés la semana pasada. Esta mujer se anota a diario la demora con la que llega. En las primeras tres semanas de noviembre, entre los dos trayectos, ella asegura que ha perdido tres horas y seis minutos.
La reciente incorporación de nuevos ferrocarriles en esta línea no ha servido para calmar los ánimos. Además, los 160 kilómetros por hora que los S-449 pueden alcanzar son una utopía. A duras penas se logra superar los 120 y todo por una cuestión de tráfico. Al compartir vías con Cercanías a partir de la parada de Maçanet-Massanes (Selva), los Media Distancia de la línea de Girona están obligados a respetar escrupulosamente su turno. Y al llegar a la capital catalana esa convivencia se vuelve todavía más difícil.

SIN DATOS DE PUNTUALIDAD / «Lo peor es cuando se para tu tren y ves cómo pasan los Cercanías. Puede suceder que desde que entramos en los túneles de Barcelona y hasta Sants transcurran 20 minutos: es desesperante», describe Marian Riembau, portavoz del colectivo.
Pero la red es la que es. Las vías tienen que servir para todos: Cercanías, Media Distancia, algunos Larga Distancia y hasta mercancías. Cuando acaben las obras del AVE, que el Ministerio de Fomento calcula para 2012, muchos servicios de Girona pasarán por ese trazado y se descongestionará este tráfico.
Los clientes que se desplazan a diario por esta línea están cansados de tener que cambiar sus planes por estos retrasos. No comprenden la falta de información cuando el desajuste horario es tan habitual. Renfe, que no ha querido facilitar los índices de puntualidad del corredor norte, sostiene que en los años 80 y 90 no había un servicio de Cercanías tan frecuente y que, además, las obras que ahora ensombrecen el panorama ferroviario favorecerán en un futuro a esos mismos viajeros.

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