viernes, 27 de noviembre de 2009

El intercambiador de Provença y Diagonal se reabrirá el día 4




• Acaban cinco años de obras para ampliar vestíbulos y accesos de la L-3, L-5 y FGC
• El ‘conseller’ Nadal visita comercios de la zona y pide disculpas por las molestias


Nuevo pasillo ampliado y con cintas transportadoras que unen los vestíbulos de la L-3 y la L-5 entre la rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia, ayer. Foto: RICARD CUGAT
Nuevo pasillo ampliado y con cintas transportadoras que unen los vestíbulos de la L-3 y la L-5 entre la rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia, ayer. Foto: RICARD CUGAT

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RAMON COMORERA
BARCELONA
No son como las increíbles estaciones monumentales del metro de Moscú, los palacios del pueblo de los bolcheviques, pero la mejora es radical y los espacios amplios, luminosos, propios de una arquitectura minimalista y accesibles a todo el mundo. Son las nuevas entradas, vestíbulos y andenes de las paradas de la L-3, L-5 y FGC que forman el intercambniador de Provença-Diagonal, cuya larguísima reforma de cinco años culminará el próximo viernes 4 de diciembre. Se abrirán entonces, según anunció ayer el conseller de Obres Públiques, Joaquim Nadal, las últimas zonas en obras bajo la calle de Rosselló entre la rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia.
Acabará así el fuerte impacto que ha tenido en comercios, vecinos y viajeros la mejora del metro más compleja, cara (60 millones) e imprevisible hecha hasta ahora. Tal ha sido el sufrimiento causado al poner patas arriba parte del corazón comercial de Barcelona y al encadenar retrasos en la obra, que el propio Nadal decidió, en un hecho insólito, pedir disculpas en persona visitando ocho comercios víctimas del polvo, las aceras angostas, los ruidos y las restricciones de circulación. Y las caminatas por la calle entre estaciones que aún siguen de la L-3 a la L-5.
El conseller reveló que antes de visitar con la prensa las instalaciones casi acabadas, recorrió «tres bancos, dos joyerías, una galería de arte, una corsetería y un estanco». «Hoy es día de pedir disculpas por unas obras que han sido largas y difíciles porque han afectado a muchas redes de servicios, la ciudad oculta que hay bajo tierra», dijo. No visitó viviendas y en los ocho locales fue recibido con un «tono amable y agradecido», aunque en un caso le soltaron que «lo perdido, perdido está».

100 RECLAMACIONES / Durante esta larga travesía del desierto, se han presentado 100 reclamaciones y se han hecho más de 3.000 consultas en el punto de información abierto por la Generalitat, reconoció Nadal.
La reforma de este intercambiador, el más importante ahora de la red con 75.000 viajeros al día, empezó en la estación de Provença de FGC en el 2005. Siguió después, siempre bajo la calle de Rosselló, hacia la parada de la L-5 en la rambla de Catalunya, hasta acabar en la de la L-3 en el paseo de Gràcia-Diagonal.
En estos años se ha duplicado el espacio de ocho vestíbulos y de pasillos de conexión, se han suprimido todas las barreras, se han puesto siete ascensores, tres en la calle, y varios tramos de escaleras mecánicas, y se han colocado ocho cintas transportadoras inéditas en el metro.

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