

Un vehículo de la Policía Municipal patrulla en las instalaciones del Aeropuerto de Barajas para controlar el buen funcionamiento de la vía y la legalidad de sus trabajadores
Pérdidas de hasta el 30% de los ingresos
Mariano Sánchez, presidente de la Federación Profesional del Taxi, critica que la situación del sector es «insostenible». La crisis y la competencia desleal les están pasando factura con pérdidas de hasta el 30%, según indica.
Las peticiones de los federados hacia el Consistorio son muchas, sus respuestas «nulas». «Hemos pedido regulación en el periodo vacacional, regular las paradas de taxi para ajustarlas a las necesidades, mayor control de taxistas en horario nocturno por la competencia desleal, que vigilen los traslados de los servicios hoteleros..., pero el Ayuntamiento hace oídos sordos», amonesta Mariano.
Ya son cerca de 16.000 licencias en la Comunidad de Madrid. Según Sánchez, el sector ya no admite más licencias. «Diariamente, el Ayuntamiento tiene que restringir un 20% de las mismas para que la demanda se ajuste a la oferta». El problema reside, según el presidente de la FPT en «la total liberación del sector. Es el momento de hacer algo».
Resulta sencillo asustarse por el cobro de 500 euros por un trayecto de menos de tres kilómetros o que le dejen tirado en mitad de la nada cuando un vehículo debería trasladarle hasta su destino. Son las hazañas más recientes de los «taxis pirata» o «tironeros» del aeropuerto de Barajas.
Así lo asegura Francisco Javier García, el sargento de la Policía Municipal en el recinto aéreo: «Han llegado varias denuncias de clientes a los que el taxista ilegal les ha dejado tirados en mitad de la M-40. Cuando ya iban montados, el taxista les dice lo que les va a cobrar o simplemente se dan cuenta de que no es legal, y el conductor les abandona donde les pille o se va con sus maletas».
Los Policías narran el suceso más llamativo con el que se han topado. «Nos vino una mujer extranjera hace poco denunciando que por el traslado de la T1 a la T2 en un coche pirata le cobraron 500 euros. No tenía ni la matrícula apuntada ni el coche poseía licencia. Es imposible dar con el tironero», cuenta el sargento.
Son las 20.00 horas de un caluroso día en la capital. El vaivén de gente en el aeropuerto de Barajas es constante. Ansiosos, más de un centenar de taxis esperan -haciendo fila en su parada de la zona de «llegadas» de la Terminal 1 y la Terminal 4, sobre todo-, el aterrizaje masivo de viajeros.
Pueden aguardar hasta cuatro horas hasta que consiguen a un cliente. «Estamos más tiempo que antes por la crisis y porque cada vez nos quitan más trabajo», se queja un taxista con más de 25 años de experiencia. Se refiere a los automóviles que, paralelamente a su alrededor -aparcamientos públicos o lugares de estacionamiento exclusivo-, se dedican también al tráfico de viajeros.
Algunos de forma legal (los vehículos autorizados de hoteles y empresas de transporte); otros ilegalmente, los «tironeros» (particulares con vehículo propio y sin licencia), y otros ejerciendo competencia desleal (taxis que no esperan la cola). Todos contribuyen a la merma de sus ingresos. «Ya ha habido enfrentamientos entre compañeros y la competencia desleal. Se va a desatar un estallido de violencia como esto continúe así», advierte Mariano Sánchez, presidente de la Federación Profesional del Taxi.
Tres «tironeros» por día
El sargento Francisco Javier García sostiene que se pueden coger «a tres tironeros por día o a dos por semana. Depende de las circunstancias».
Subimos a un coche patrulla para hacer su ruta. Todo parece en orden hasta alcanzar la T1 «llegadas». Allí hay coches estacionados en doble fila y gran cantidad de furgonetas y monovolúmenes. Algunos llevan la placa identificativa de Servicio Público (SP) -que les permite el transporte de persona-; otros no.
El sargento y su compañero bajan para poner orden y pedir la documentación a los sospechosos. Francisco Javier García se acerca hasta los que parecen los dueños de una furgoneta Mercedes Benz-Vito plateada. Están subiendo las maletas de dos adultos y una niña al vehículo. «Disculpen -interpela el sargento-, ¿de qué conocen a estos viajeros?». «Son familiares», responde uno de ellos. El sargento pregunta a los pasajeros y corroboran la versión de los anteriores. A continuación, el agente solicita su documentación. Todo en orden. «Podrían ser piratas, pero si el viajero confirma que es un familiar, no podemos hacer más», informa el sargento.
Dificultades para cogerles
La actividad de los «tironeros» es diaria. Cazarles, complicado. La Policía Municipal conoce muy bien su «modus operandi», aunque reconoce que es muy complicado dar con ellos. «Aparcan los vehículos en los «parkings» públicos, salen a la captura del los pasajeros y pactan con ellos un precio. Si vemos algo sospechoso y el cliente colabora con nosotros, le podemos coger. Si se compinchan y el viajero dice que le conoce o que es familiar, no podemos demostrar nada», advierte el sargento. Eso sí, a partir de ahí fichan las matrículas por si en otra ocasión alegan que van a buscar familiares.
Los precios que cobran los taxis pirata son desorbitados. La Policía cuenta que suelen ir a por los extranjeros. «Si un taxi les cobra hasta Pinto 45 euros, los piratas piden 110 euros, por ejemplo», informa el sargento. Las sanciones a los tironeros pueden suponer desde más de 3.000 euros de multa hasta la retirada del vehículo por un tiempo máximo de un año.
Las prisas arrecian y llevar dinero a casa también. Los hay que optan por no aguardar las largas horas de fila de la parada de taxis, un hecho que acarrea sanción. Dos taxis estacionan en la parada de Servicio Público de «llegadas» de la T1. Ambos conductores se dirigen a la sala 2 de la Terminal 1 -vuelos internacionales-, y como si esperasen a un familiar acechan a los potenciales clientes. «Sólo pueden estar en esta parada si dejan el tarifario encendido», detalla el sargento. En este caso, no es así.
Desamparo de hoteles
Eduardo Borreguero lleva siete años a cargo de su taxi. Está indignado ante la situación actual que les amenaza a diario. «Si antes facturaba 4.000 euros al mes, ahora, 3.200 euros estando 12 horas a bordo del taxi». A Eduardo le enerva el trato de los hoteles de la capital para con los taxis. «Te llaman sólo para carreras cortas. Si hay que desplazarse al aeropuerto o más lejos, entonces ponen sus vehículos». Las tarifas hoteleras van desde 85 euros, indistintamente del número de pasajeros, hasta 12 euros por cada viajero.
De cara a la nueva temporada, la Policía Municipal del aeropuerto tiene previsto incrementar el número de policías de paisano para controlar a los «tironeros» en el interior del recinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario