TOLEDO. Siete personas resultaron ayer con heridas leves en un accidente de tráfico ocurrido en el Paseo de la Rosa, en las proximidades del Puente de Azarquiel, cuando el conductor de un autobús urbano perdió el control del vehículo y se llevó por delante dos farolas. El autobús, uno de los más viejos de la flota, cubría la línea 22, que conecta la estación del tren con la plaza de Zocodover.
El conductor llevaba varios minutos en la parada esperando la llegada de un tren de Madrid. Era la una de la tarde. Veintidós pasajeros subieron al autobús, que no disponía de aire acondicionado -circunstancia que sucede en otras líneas-, a pesar del calor.
Pero a los cien metros de iniciada la marcha, el conductor sufrió un desmayo y perdió el control del vehículo, que impactó violentamente contra dos farolas del Paseo de la Rosa para luego detenerse.
Varios pasajeros cayeron al suelo del autobús y otros se estrellaron contra una ventana. La parte del vehículo que impactó contra las farolas quedó destrozada y dos de las lunas laterales estallaron, provocando cortes superficiales a siete de los pasajeros, que también sufrieron contusiones en partes del cuerpo como espalda, piernas o manos.
Momentos de tensión y crisis de ansiedad entre los usuarios, la mayoría turistas, que se quejaban de la falta de aire acondicionado. «El autobús era un horno», decía una pasajera. Según la Policía Local, la alta temperatura dentro del vehículo provocó que el conductor sufriera un golpe de calor. Fuentes de Unauto, la empresa de los autobuses, confirmaron que el aire acondicionado no funcionaba.
Sanitarios del Sescam atendieron en el lugar del accidente a siete heridos, de los que seis fueron trasladados en ambulancias al Hospital Virgen de la Salud. Estos heridos, entre los que había un niño de nueve años, tres mujeres de entre 34 y 73 años y un varón de 58, recibieron el alta médica a primera hora de la tarde. El conductor se recuperó del mareo y se marchó a su casa a descansar.
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