
La colección reúne 60 piezas
- Reliquia. Un aficionado ojea el catálogo Els vehicles històrics de TMB montado en un tranvía, ayer. Foto: CAMILA DE MAFFEI,
BARCELONA
«Me acuerdo del primer día que trabajé en TMB. Mi padre me acompañó hasta la plaza de Catalunya, donde nos pasó a recoger un tranvía reservado para el personal, que me llevó hasta Sarrià», recuerda Antonio Calzada, el más veterano de los empleados de TMB en activo. Trabaja en la empresa desde 1962, y en estos casi 50 años ha visto rodar vehículos de todos los colores y formas. Del célebre verde Porcioles al actual rojiblanco. Memoria viva del transporte público en la ciudad, Calzada es miembro del consejo asesor de la futura Fundació TMB, que ayer expuso siete de sus vehículos más preciados en las cocheras del Triangle.
Marcos tiene 7 años –«casi ocho», puntualiza–, y a su corta edad es un gran amante de todo lo que se mueve. Coches, autobuses, camiones, tranvías... «He conducido un bus, y no de estos, de los que van por la carretera», explica el pequeño, uno de los que más disfruta de la muestra, a la que ha acudido con su padre, trabajador de TMB. «De mayor quiero ser conductor. O mejor, jefe de conductores», apunta el niño sin soltar del volante del recién restaurado tranvía 58.
«Mientras se acaban los trámites para la constitución formal de la fundación, hemos querido mostrar hoy al público por primera vez una parte de nuestro patrimonio a la vez que presentamos el catálogo los Els vehicles històrics de TMB, que contiene descripciones y fotografías de las piezas de la colección, tanto las restauradas como las pendientes de rehabilitación», afirma Dídac Pestaña, vicepresidente de TMB, frente al mítico autobús Pegasus turquesa articulado, que ha unido durante generaciones las facultades de la UAB.
Conservar el patrimonio
«Nuestro primer objetivo es conservar el patrimonio cultural e histórico de TMB. El segundo es la exposición permanente, y como objetivo final, está el museo», resume Pestaña. Aunque todavía no se intuye el futuro museo, o quizá precisamente por eso, los amantes de los autobuses antiguos disfrutaron ayer como nunca, subiendo una vez y otra en todos los vehículos e intercambiándose flases con un rostro todavía más radiante que el de sus propios hijos. «Ese camión sale en Soldados de Salamina», comenta un entregado aficionado a sus compañeros señalando el modelo Dodge rojo radiante, una de las piezas más admiradas de la muestra.
Para Calzada, que además de ser el más antiguo en la empresa es presidente de la Asociación de Coleccionistas Empleados de Metro y Autobuses, la joya de la corona es el clásico Chausson 59, autobús que unió Barcelona con Santa Coloma y Badalona entre 1955 y 1976. «Hemos tardado más de dos años en restaurarlo. Estaba destrozado y hemos trabajado solo a partir de fotos. Hemos viajado incluso a Francia para recoger información para que la restauración sea lo más fiel posible», apunta Calzada.
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