domingo, 26 de julio de 2009

El último viaje del tren Gandia-Dénia


El interventor que en 1974 hizo el último recorrido del ferrocarril recuerda el día que dejó de funcionar una infraestructura que ahora intentan volver a implantar


El último viaje del tren Gandia-Dénia
ÚLTIMO SERVICIO. Armando Lemos, en su casa de Dénia, era interventor del tren Gandia-Dénia y realizó el último trayecto en 1974. /JOSÉ IGLESIAS
El día 10 de febrero de 1974, a las 11 de la mañana, partió el último tren Gandia-Dénia. 32 pesetas pagaron los únicos tres pasajeros que compraron el billete de ese ferrocarril, los últimos tres billetes que se vendieron. Sólo uno de ellos, el interventor y el motorista, bajaron a las 12 en la última parada, la estación de Dénia. El tren nunca más volvió a Gandia. De eso hace algo más de 35 años.
Hace poco más de una semana, el Ministro de Fomento, José Blanco y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, volvieron a abrir la esperanza de contar de nuevo con este desaparecido ferrocarril. Aunque habrá que esperar.
Después de 90 años recorriendo el trayecto Gandia, Oliva, Molinell, El Verger, Palmar, Dénia, fue el tren número 1655, un automotor Billard, el que realizó el último trayecto. Armando Lemos, el interventor, y Francisco Timor, el motorista, fueron los responsables de cerrar el servicio.
El tren fue todo un simbolo de progreso para Gandia y Denia. En la ciudad ducal dividía el entramado urbano. Los que vivían a una parte de las vías carecían de luz eléctrica y otras ventajas del progreso y aquella epoca coincidió con la divisón de Corea en los dos países utilizando como separador el paralelo 38. Por eso la vía del tren pasó a ser conocida como el Paralelo 38 por los vecinos de la zona. «Tanto fue asi que montaron una falla que se llamó Corea y que posteriormente dio nombre al barrio más grande de Gandia», recuerda Vicente Rocher, quien vivió parte de su infancia en esta zona. El lema de la falla que aún se puede leer en el estandarte es: «sense llum per culpa vostra».
Sin embargo, Armando Lemos Marí, tiene más claves para recordar aquella infraestructura. Conocido como «Arlemar», nacido en Silla hace 86 años, pero dianense desde hace 66, fue el encargado de recoger los documentos de cese de servicio firmados por los jefes de estación, así como las llaves de todas las estaciones.
Cuando habla del último viaje de ese tren, el interventor lo describe como un «funeral».
Emocionado y casi con lágrimas en los ojos narró que «cuando se cerró el ferrocarril» se sintió «como si enterrase a un familiar». No es de extrañar, pues Lemos llevaba más de 30 años realizando el mismo trayecto, tras examinarse, en 1943, y conseguir la primera plaza en las oposiciones a interventor de ferrocarril del Estado.
Desde entonces comenzó a trabajar en el recorrido del tren Carcaixent-Dénia. Trayectos inolvidables, pero sobretodo lo fue, el viaje en el que conoció a su mujer, Vicenta Armiñana, con quien contrajo matrimonio años después y tuvo dos hijos.
Meses antes de aquel día de febrero de hace 35 años, se le comunicó el cierre de la línea, el cierre de lo que hasta entonces había sido su medio de vida, y según contó «mi familia y yo lo pasamos muy mal durante ese tiempo, teníamos miedo».
Apenado, el último interventor del tren Gandia-Dénia, aseguró no entender «por qué se cerró el trayecto, no había ninguna razón. Lo único que dijeron es que no era rentable. Pero eso era mentira, por que los vagones siempre iban llenos». Además, añadió, «había una mano negra. Los intereses creados de unos pocos pudo más que los de los ciudadanos».
Tras el cierre del tren Gandia-Dénia, sólo pasaron 18 días hasta que Armando Lemos se jubiló a petición propia para trabajar como contable y dedicarse a escribir y pintar, sus dos grandes pasiones.
Lemos no sólo se encargó de cerrar este tramo, ya que el 11 de julio de 1969, también fue la persona que recogió todas las llaves de las estaciones del trayecto que iba desde Carcaixent a Gandia. Fue el encargado de cerrar el única ruta ferroviaria que unía Dénia con la capital valenciana.
Este funcionario jubiliado lamentó que nunca se hubiera convertido en un tren de vía ancha. De hecho insistió en el malestar que le creó la clausura del enlace ferroviario, porque en su día «las autoridades dieron la palabra, hicieron un pacto infrangible de que se construiría la vía ancha de Gandia a Dénia».
No obstante, se mostró esperanzado de que «ahora, tienen la oportunidad de que se cumpla. La construcción del tren de Gandia a Dénia sería lo mejor, y debería de ser por vía aérea, por encima del terreno. Así daría trabajo a toda España, no molestaría a nadie, no habría pasos a nivel...»
En el año 1864 se construyó la primera línea de vía estrecha de España, un tranvía de tracción animal que unía las localidades de Carcaixent y Gandia, pasando por Tavernes. Fue en 1884 cuando llegó hasta Dénia, convertido ya en un tren a vapor.
Durante 90 años estuvo recorriendo el trayecto, uniendo Carcaixent con Dénia. Según recordó Armando, «los trenes iban llenos, gente que venía a trabajar, gente que venía a pasar la tarde, gente que venía al médico...» a lo que su mujer, Vicenta, apuntó «además se ponían trenes especiales en fiestas como el día de Santa Lucía, de la cantidad de personas que venía hasta la localidad».
Según contó el matrimonio la antigua estación de trenes de Dénia, situada en la calle La Vía y tranformada en el Museu del Joguet desde el año 1992, era llamada 'la estación de los trece' por que el arquitecto que la construyó era «un enamorado del 13», y el edificio tiene 13 puertas y 13 ventanas. La calificaron como «una fiesta: gente yendo y viniendo, subiendo y bajando del tren, gente que iba a pasear...»
En los años 70 se aseguró que el tren Gandia Dénia se transformaría en un tren de vía ancha, incluso el PGOU de la ciudad reservaba un suelo para la estación. Pero la promesa nunca llegó, y en 1979 desapareció con un escrito que remitió Renfe a Dénia.

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