martes, 2 de junio de 2009
El bus turístico privado varía de ruta para ganar atractivo
El tímido comienzo que tuvieron los autobuses turísticos privados, desde su legalización en abril pasado, ha hecho que la empresa operadora del servicio, Autocares Julià, reformule su estrategia comercial, reduzca las frecuencias de paso de los vehículos y modifique sus rutas para ganar un mayor atractivo.
La empresa reconoce que tuvo un comienzo de operaciones flojo, pero asegura que con una mayor promoción comercial que incluye la venta de billetes en los hoteles, el número de pasajeros ha repuntado y casi ha podido lograr las expectativas de venta trazadas para los dos primeros meses: más de 50.000 clientes.
Los buses rojos han modificado su recorrido desde la Sagrada Família al parque Güell para que el trayecto tuviera un mayor interés cara a los visitantes. La ruta anterior, que pasaba por la ronda del Guinardó, se cambió por el paseo de Sant Joan, el trayecto tradicional de los autobuses operados por Turisme de Barcelona y la empresa pública TMB, competidora directa de Julià.
La compañía privada no pudo llegar, como pretendía, a la entrada del parque Güell en la carretera del Carmel, porque la instalación de una nueva parada y el giro pronunciado de los autobuses impedían que la operación fuera viable.
Julià también ha adquirido seis nuevos autocares que le permitirán aumentar la flota a 25 unidades y reducir a seis minutos la frecuencia de paso. Los buses verdes y blancos de TMB pasan cada cinco minutos y superan con creces las cifras de clientes de los privados: más de 160.000 al mes, frente a los 25.000 de Julià.
ESTACIÓN DEL FUNICULAR
Pero Julià también ha solicitado otra modificación para hacer más vistoso el viaje de sus turistas. Quiere tener una parada en la estación del funicular del Tibidabo y acercarse más a esta atracción de lo que lo hace su competidora TMB, que para en el paseo de Sant Gervasi, cerca del Tramvia Blau. La Entidad Metropolitana del Transporte ha dicho que no se descartan aprobar nuevos cambios para las rutas de estos autobuses.
La empresa Julià, que operó durante ocho años una ruta sin permisos municipales, y la Entidad Metropolitana del Transporte se enfrentaron en un largo pleito que terminó con un convenio extrajudicial en el que se acordó una convivencia pacífica de ambos servicios y que permitió la legalización de los nuevos trayectos estrenados en abril.
La empresa pide ahora a la Administración un mayor apoyo que le permita mejorar la calidad del producto. "Nos hemos esforzado en ofrecer una buena imagen de la ciudad. Quisiéramos tener más respaldo de las instituciones para continuar mejorando", explicó un portavoz de la compañía sin especificar qué tipo de concesiones necesitan de la Administración, que se ha convertido en su supervisor y, al mismo tiempo, en su competidor directo a través de TMB.
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