sábado, 6 de junio de 2009

Cárcel para los autores de dos agresiones a trabajadores del metro


Las sentencias consideran por primera vez que los ataques son «atentados contra la autoridad»

Cárcel para los autores de dos agresiones a trabajadores del metro
Protesta de trabajadores del metro en Areeta por agresiones de viajeros. / PEDRO URRESTI
La Justicia ha sido contundente y ejemplarizante con dos agresiones contra personal de Metro Bilbao que acaban de resolverse en los tribunales. Según ha podido saber EL CORREO, el Juzgado de lo Penal número 3 de Bilbao ha decretado sendas condenas de cárcel y multa económica contra dos jóvenes a los que considera culpables de agredir brutalmente a dos supervisores del suburbano.
Se trata de dos ataques distintos, ocurridos en 2007 y 2008. Y la novedad de ambas sentencias, que crean un precedente judicial, es que la agresión a los trabajadores del metro durante el desempeño de sus funciones es considerada por primera vez por un juez como un delito de «atentado contra agente de la autoridad», además de incurrir en el evidente delito de lesiones. De ahí la contundencia del castigo.
La primera agresión sobre la que el Juzgado de lo Penal número 3 de Bilbao acaba de dictar sentencia ocurrió en la estación de Las Arenas el 2 de febrero de 2008. El juzgado considera probado que aquel día, sobre las 7.30 de la mañana, el agresor, identificado bajo las siglas J.A.L.C., accedió a la estación de Areeta armado con un palo de grandes dimensiones y acompañado de un perro de raza peligrosa, un pitbull, con la intención de atacar al vigilante de seguridad. Al descubrirle, el supervisor «conminó al sujeto a abandonar la estación, ante lo cual dicha persona se abalanzó sobre él y le agredió», describe la resolución judicial como hechos probados.
El trabajador sufrió lesiones en el ojo izquierdo y en el labio. En este caso, el juez califica los hechos como «un delito de atentado contra agente de la autoridad, agravado por el empleo de un medio peligroso, con un delito de lesiones». Le impone una condena de 3 años de prisión por el delito de atentado contra la autoridad y otros 6 meses por el de lesiones. En total, 3 años y medio que le obligarán a ingresar en prisión aunque carezca de antecedentes penales, ya que supera la barrera de los 2 años. Además, la condena le exige el pago de las costas judiciales, que superarán los 6.000 euros, así como una indemnización al supervisor de 288 euros por lesiones y otros 1.000 euros por la secuelas. En total, 7.288 euros.
Pero este mismo juzgado bilbaíno ha resuelto esta semana otro caso similar, ocurrido unos meses antes. Esta agresión sucedió en la estación de Neguri, el 19 de agosto de 2007, cuando Bilbao celebraba su Aste Nagusia. De nuevo por la mañana, a las 8.30 horas, el agresor, identificado como B.G.S.S., se dirigió al supervisor de esta estación de Getxo profiriéndole insultos y amenazas. Según relata la sentencia, el acusado se dirigió al vigilante diciéndole «cabrón, a que te doy dos hostias para que espabiles». El trabajador le conminó a que depusiese su actitud, «momento en el cual propinó al supervisor un puñetazo en la cabeza, perdiendo éste el conocimiento y cayendo al suelo».
Indemnizar al supervisor
Como en el caso anterior, el juez considera a B.G.S.S. autor de un delito de atentado contra agente de la autoridad, por el que le impone una pena de un año de cárcel. Asimismo, por el consabido delito de lesiones, le condena a otros 3 meses de prisión. En este caso, no cabe recurso porque la sentencia ha contado con el acuerdo de ambas partes, y al no superar los 2 años de condena, el acusado podrá eludir su entrada en prisión. Lo que no podrá evitar será pagar los 6.000 euros de costas procesales, ni otros 3.870 euros de indemnización al supervisor por las lesiones que sufrió en el ataque.
La identificación de ambos agresores fue posible gracias al sistema de videovigilancia que ya sirvió para localizar al grupo de chavales que destrozaron la estación de Algorta durante las fiestas de San Ignacio de 2006. Respecto a la detención, Metro Bilbao cuenta con un potente protocolo de actuación coordinado con la Ertzaintza y las policías locales de los municipios por los que discurre en suburbano.

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