La actividad ha descendido un 40% y el valor de las licencias ha caído de 120.000 euros a 60.000
HUELGA DE HAMBRE. Bruno Ruiz ha decidido iniciar su protesta ante la Conselleria de Infraestructuras y Transportes. f. bustamante
Un taxista de Valencia inició ayer una huelga de hambre ante la Conselleria de Infraestructuras y Transportes para exigir una regulación del sector que lo saque de la fuerte crisis que padece. Según dice, se trata de una decisión personal con unos motivos válidos para todos sus compañeros. La Federación Sindical del Taxi, que ofrece cobertura al huelguista, asegura que los profesionales tienen que hacer jornadas de entre 14 y 18 horas diarias para sacar el sueldo y el valor de las licencias ha caído de 120.000 euros a sesenta o setenta mil.
Bruno Ruiz es taxista desde hace tres años y medio y tiene muchas dificultades para mantener a su familia. "Cuando me voy a trabajar -dice- mis dos hijas aún están durmiendo y cuando vengo de trabajar ya se han acostado. Si esto es vida prefiero morirme aquí delante de la conselleria", añade. Él personalmente no sabe qué hace falta para solucionar el problema, pero pide a las "cabezas pensantes" que hagan una "regulación digna" del sector para acabar con esta "catástrofe". Mientras eso no llegue, Bruno estará allí en huelga de hambre, una protesta que, según dice, no tiene nada que ver con la Mesa del Taxi que se reúne hoy ni con estrategias de ninguna organización sindical, pues el sector, opina, ya "está muy politizado".
A pesar de ello, quienes le están proporcionando cobertura y líquidos para no deshidratarse son los responsables de la Federación Sindical del Taxi, que ya ha realizado varias manifestaciones pidiendo una regulación del sector para paliar un descenso de actividad del 40%.
Juan Antonio Guardeño, presidente de la entidad, aseguró a Levante-EMV que ellos trataron de impedir esta huelga por la proximidad de la Mesa del Taxi, pero "no hubo forma de convencerlo".
Así pues, esperan recibir una propuesta sensata en esa cita de hoy. Su idea es incrementar los tiempos de descanso, bien estableciendo turnos de mañana y tarde, parando un día más entre semana o trabajando en días alternos. Y cuando pase la crisis volver a la situación actual si lo consideran necesario.
De esa forma se quitarían 500 coches de la calle y el sector no seguiría sufriendo. Según dice, "las licencias ya valen la mitad y cada mes bajan tres o cuatro mil euros".
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