domingo, 24 de noviembre de 2013

Nueva York, abierto «full time»


Con esta medida, el alcalde de la ciudad, Boris Johnson, fija sus miras en Nueva York, la ciudad que imitó el modelo de metro londinense, pero que en cambio siempre supo responder a la demanda de los noctámbulos manteniéndolo abierto 24 horas, 365 días.
El servicio ininterrumpido de metro en la capital británica durante la madrugada del sábado y el domingo se ofrecerá en las cinco líneas más concurridas del suburbano, que acaparan el 60% de los usuarios. La Jubilee y la Victoria en todas sus estaciones, la Central y la Piccadilly (que conecta con Heathrow) en su mayoría, y el ramal de Charing Cross (la parada situada en la plaza de Trafalgar) de la Northern Line. Todas ellas pasarán con una frecuencia mínima de 25 minutos.
Hasta aquí la cara amable del programa modernizador del «tube», que ha supuesto también la renovación de estaciones, trenes y señalizaciones. Lo que no ha sido acogido con tanto júbilo es la decisión de cerrar las taquillas de 250 estaciones de las 950 que despachan tickets en toda la red, con el consiguiente recorte de 750 puestos de trabajo. El Ayuntamiento ha decidido sustituir la figura del tradicional taquillero ampliando el número de máquinas tras alegar que las ventas en la ventanilla sólo suponen un 3% del total. En Londres, la práctica totalidad de los viajeros utilizan la tarjeta automática Oyster que se puede recargar tanto en internet como en las máquinas, de la que se va descontando el saldo a medida que se utiliza. Sólo algún turista despistado paga el importe íntegro de un billete de metro que asciende a 4,15 libras, el doble de lo que cuesta con la famosa tarjeta.
La medida, que por supuesto ha encolerizado a los trabajadores de metro y al sindicato RMI, además plantea otras sombras como la ausencia de alguien a quién reclamar en el caso de que el ticket falle por cualquier motivo o el pedir indicaciones o información en una de las ciudades con más turistas del mundo. Cada metro es un mundo y a algunos foráneos aún se le hace extraño el tener que pasar el billete por el torno no sólo a la entrada, sino también a la salida.
Muchos ya se imaginan la pintoresca escena de algún que otro viajero afectado por los estragos del alcohol peleándose con la máquina expendedora para adquirir un billete un sábado cualquiera a las cuatro de la madrugada.

El horario de metro en otras capitales

En París, el último metro llega al final de la línea a la una y cuarto de la madrugada entre semana, y a las dos y cuarto las noches de viernes y sábados.
El Metro de Roma, con tan solo tres líneas, abre de domingo a jueves de cinco y media de la mañana a las once y media de la noche. Los viernes y los sábados el horario de cierre se amplía una hora más.
El suburbano de Berlín se cierra completamente entre la una y media y las cuatro y media de la madrugada, entre semana, y permanece abierto toda la noche los fines de semana y las vísperas de algunos festivos.
En Nueva York, el servicio funciona durante todo el año las 24 horas del día.

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