lunes, 19 de diciembre de 2011

CATALUÑA: La Generalitat opta finalmente por continuar con el metro nocturno


La ATM aprobará hoy las tarifas que incluyen una subida del precio de la T-10 por encima del 10%

El Govern mantiene el suburbano la madrugada de los sábados, pero sacrifica las líneas de Ferrocarrils

Han sido unas semanas muy convulsas, llenas de reuniones, pero sobre todo de hojas de cálculo. Los números del transporte público no cuadran y había que tomar decisiones. Hoy se conocerán. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, una de las principales es que Barcelona mantendrá el servicio de metro los sábados por la noche. Por lo menos, de momento.
zoomAndén de la parada de Ciutadella, de la línea 4, a rebosar de viajeros nocturnos durante la última verbena de Sant Joan.
Andén de la parada de Ciutadella, de la línea 4, a rebosar de viajeros nocturnos durante la última verbena de Sant Joan. DANNY CAMINAL

Prolongar el horario del metro entre las dos y las cinco de la madrugada cuesta 2,5 millones de euros anuales a Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Con el objetivo de reducir los costes de las operadoras, una de las alternativas que se había puesto sobre la mesa a finales del mes pasado había sido eliminar ese servicio y cubrirlo con autobuses. Pero han podido más los defensores, en nombre de los 300.000 usuarios que cada año lo utilizan. No obstante, las poco transitadas líneas urbanas de Ferrocarrils de la Generalitat dejarán de funcionar, porque el millar de pasajeros que atrae esas noches no compensa.
ESTRECHARSE EL CINTURÓN / Según los datos de TMB, 33.000 pasajeros usan cada sábado el metro. Su presidente y teniente de alcalde, Joaquim Forn, recordó la semana pasada que no solo eran esos 33.000, sino que la apertura del suburbano induce a aumentar esa cifra hasta los 86.000 usuarios entre la medianoche y las siete de la mañana. El propio alcalde, Xavier Trias, se había mostrado a favor de mantenerlo, pero también de no aumentar por encima del IPC el precio de la T-10 («Hay que ajustarlo el máximo posible», abogó), algo que no podrá ser.
La Generalitat ve cómo las empresas que están bajo el paraguas de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) acumulan un déficit de 88 millones de euros y el coste de mantener, por ejemplo, una red de metro de más de 100 kilómetros, supera ya los 1.200 millones de euros al año.
Para reducir las facturas, además de que el Govern exigirá a las operadoras que se estrechen todavía más el cinturón, sus responsables han optado por incrementar el precio del título de transporte más habitual, la T-10, en más de un 10%, como ya avanzó también este diario semanas atrás.
EL ESTADO APORTA MENOS / El consejo de administración de la ATM autorizará ese aumento y también el del resto de billetes de la tarifa integrada, que no será tan fuerte pero sí por encima del IPC. Esta impopular medida se explica en parte por la rebaja de las aportaciones del Estado para sufragar el transporte público. La estimación que ha hecho la Generalitat, y que consta en los Presupuestos del 2012, es que la cantidad será de 112,87 millones de euros, que representa un descenso del 15,6% respecto del 2011. Si se tiene en cuenta lo que aportó el Gobierno central en el 2010, la reducción ha sido aproximadamente de la mitad. Y no se descarta que el nuevo Ejecutivo replantee ese desembolso.
La Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y el resto de municipios del área metropolitana sí mantendrán las cantidades para financiar el sistema. No obstante, no serán suficientes para todo y se han tenido que aplicar algunas reducciones de servicio, como en las líneas urbanas de Ferrocarrils (tanto la Llobregat-Anoia como la del Vallès), que funcionaban también los sábados de madrugada, igual que el metro. Responsables de la operadora ferroviaria catalana no escondían días atrás que verían con buenos ojos la supresión de esos trayectos, entre otras cosas porque el coste anual asciende a 300.000 euros y, en cambio, a duras penas atrae a 1.300 viajeros los sábados.
PROBLEMAS DE SEGURIDAD / Esa escasez de clientes generaba también problemas de seguridad, que los sindicatos de Ferrocarrils habían denunciado. En un primer momento se planteó que solo se podía afrontar la clausura de ambos servicios de forma conjunta, con lo que TMB y Ferrocarrils debían coordinarse. Pero la necesidad de recortar gastos para hacer sostenible el sistema ha podido más.

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