martes, 9 de agosto de 2011

BARCELONA; El Coll-Teixonera clama contra la «chapuza» en la obra del metro

La esperada llegada del suburbano ha dejado las calles peor de lo que estaban. Los residentes se sienten agraviados respecto a sus vecinos del Carmel.

Las comparaciones son odiosas. Si no, que se lo pregunten a los habitantes de los encaramados barrios de El Coll y La Teixonera, en Horta-Guinardó. En los últimos años, han visto como la tortuosa llegada del metro ha servido para poner merecidamente al día el vecino Carmel, mientras sus calles han quedado «peor de lo que estaban», apunta indignada María José Colomo, una de las vecinas del lugar que ha decidido levantar la voz para evitar «chapuzas».


La cuestión es que, para construir las salidas de la nueva estación de la línea 5 de El Coll-Teixonera -estrenada ahora hace un año- se llevaron por delante, ya en el 2006, cuando empezaron los trabajos, dos zonas verdes que nunca fueron reconstruidas. Hace unos días, al observar que un grupo de obreros trabajaban en la zona, los vecinos vieron la luz. Se ilusionaron pensando que, tras la larga espera, había llegado su momento. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando, al preguntar al jefe de obra qué estaban haciendo, este les respondió: «Poner unas vallas y listo; no hay dinero para más».

ESCALERAS SUPRIMIDAS 
Alertados por la tajante explicación, los vecinos se dirigieron a la Agencia del Carmel para pedir explicaciones, pero no lograron la respuesta esperada. «Se trata de una obra de la que se encarga la Generalitat, no el ayuntamiento», obtuvieron por toda respuesta, lo que encendió aún más al hasta ahora paciente vecindario. «En la reurbanización de la plaza de Pastrana [en el Carmel], donde no llegó económicamente la Generalitat, llegó el ayuntamiento. Aquí qué pasa, ¿que somos menos?», se enoja Colomo. «Solo queremos que se nos acabe la zona ni más ni menos que como se ha acabado allí. Todos vivimos en el distrito», prosigue, quejosa.

Además de una amplia zona verde y una pista deportiva, antes de las obras del metro, entre las calles de Arenys y de Fastenrath había varios tramos de escaleras que servían de atajo para ahorrarse las empinadas cuestas. Ahora tienen el profundísimo (y práctico) ascensor del metro, pero, según cuentan sus usuarios, se estropea cada dos por tres. Y cuando se estropea la gente mayor, que en el barrio es mucha, no puede acceder al metro. «Tienen que dar tal vuelta que es imposible. Ya no van», critica Josep Llop, dueño de un bar en la zona, quien ve con escándalo que pongan una valla en la calle de Fastenrath que les quita «la magnífica vista al Vall d'Hebron». «Lo que tienen que hacer es arreglar de una vez esta zona, no poner vallas», insiste con enfado.

BUENOS PROPÓSITOS 
Y es que, entre las líneas de trabajo de la Agencia de Promoción del Carmel y Entornos, que pueden leerse en su página web, se apunta que la intención de la entidad es mejorar la accesibilidad y suprimir las barreras arquitectónicas de la zona, por un lado, y la creación de zonas verdes, por otro. Precisamente, los asuntos que han empeorado en el lugar tras las obras del metro, según denuncian los vecinos afectados por los inacabados trabajos en las calles de Sant Crispí, Fastenrath, Arenys y entornos. «Solo pedimos que la opinión de los vecinos sea tomada en cuenta y no se nos prive de zonas verdes, que ya existían», insiste Maite Martín, propietaria de una farmacia en la zona.

Fuentes municipales apuntan que la intención de los responsables del distrito, recién aterrizados, es hablar con la Generalitat para «buscar soluciones». «Los espacios verdes se arreglarán y se arreglarán bien», tranquilizan a los vecinos. Los vecinos del barrio, que ya han colocado carteles y pintadas advirtiendo de que no aceptarán chapuzas, no las tiene todas consigo.

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