Los paros, convocados para los días 19, 27 y 29 de junio, y 1 de julio, son consecuencia de una larga polémica tras el despido de un conductor, que llevó su caso a un tribunal de magistratura y que está a la espera de conocer el fallo del juez.
La dirección del metro londinense dijo que "resulta de difícil comprensión" que el sindicato convoque unos paros sin que el tribunal se haya pronunciado sobre la situación del conductor, despedido por cuestiones disciplinarias tras ser acusado de agredir a compañeros que se opusieron a secundar huelgas anteriores.
El secretario general del sindicato RMT, Bob Crow, declaró que han hecho "todos los esfuerzos posibles para que (el conductor) Arwyn Thomas vuelva al trabajo" y consideró que si no se ha llegado a un acuerdo es "por la intransigencia" de la dirección.
Para Crow, detrás de todo este caso hay una estrategia del metro de Londres para ocultar sus planes de recorte del gasto y de privatización creciente de este servicio público.
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