Ferrovial y Bechtel gestionan desde 2003 tres líneas del Metro de Londres a través de Tube Lines. El contrato de concesión, por 30 años, está siendo sometido a fuertes presiones por parte de su cliente, el Ayuntamiento de Londres, que quiere pagar menos a la sociedad concesionaria en los próximos siete años y medio sin retocar el plan de obras y de mantenimiento que necesita el suburbano.
Tube Lines, que gestiona las líneas Piccadilly, Northern y Jubilee, cobra un canon anual en función de las inversiones realizadas.
La filial del grupo español tiene preparado un Plan B en el caso de que las relaciones con su cliente se deterioren por culpa de esta negociación.
Las espadas están en todo lo alto, ya que, de momento, el Gobierno local ha ganado algunas batallas. El árbitro que ha mediado entre el cliente y la empresa ha reducido sensiblemente las cantidades propuestas por Ferrovial y su socio. Reclamaban 5.700 millones de libras (unos 6.540 millones de euros), mientras que el árbitro, en su propuesta provisional, redujo la cifra a 4.400 millones. La decisión definitiva no se espera hasta finales de abril.
Árbitro
Además, la pasada semana Tube Lines recibió otro varapalo administrativo cuando el árbitro rechazó una reclamación por sobrecostes en la implantación del sistema de señalización del metro de 370 millones de libras. “No es que se pusiese en cuestión el fondo de la demanda; fue rechazada por una cuestión de forma, al no haber respetado los plazos establecidos”, aclaran desde la compañía controlada por la familia del Pino, que no pierde la esperanza de recuperar esa cantidad. En la refriega, los gestores de Tube Lines no temen por las consecuencias del conflicto.
“Hay argumentos técnicos que corrigen los cálculos del árbitro”. Entre esos errores, según Ferrovial, destaca el análisis económico en función de los costes de otras instalaciones, como el metro de Madrid, París o Nueva York. “Es un error de medición, ya que son infraestructuras modernas y el metro de Londres data del siglo XIX. La referencia buena es el resto de la red londinense, de gestión pública, donde se demuestra que somos más eficientes en coste por kilómetro”.
Si, finalmente, Tube Lines se enfrenta al escenario más pesimista, la compañía adaptará el plan de negocio, lo que significa emprender una relación exclusivamente contractual y más litigiosa.
En este giro, va a ser clave una herramienta desconocida hasta ahora llamada revisión extraordinaria. Se trata de una cláusula contractual por la que Tube Lines sólo se responsabilizará en los próximos siete años de sobrecostes por hasta 50 millones de libras, siempre y cuando la empresa demuestre que ha actuado de buena fe. Ferrovial descarta la resolución del contrato. “Esa decisión se contemplaría sólo si los costes fuesen mayores que los ingresos”.
Condicionantes
La señalización
El caballo de batalla entre Tube Lines y el metro de Londres es calcular el coste de la instalación de los nuevos sistemas de señalización del suburbano, valorado en cientos de millones de libras, más alto de lo esperado porque obligará a cerrar temporalmente las líneas.
Financiación
El conflicto no pone en peligro la financiación de la concesión. Tube Lines, que se endeudó por 2.000 millones de libras, tiene garantizado el 95% de ese importe por el Tesoro. El Ayuntamiento, sin embargo, sí tiene problemas para financiar su metro.
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