miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Volverán los poéticos tranvías?


Carta de Esmógico City

José de la Colina

Noposí —decía el taxista filosófo mientras su vochito runflaba en un embotellamiento del Centro citadino —, se acordará usted, don, de aquellos tranvías tan alegres con su color amarillo canario y con sus musicales chirridos que daban vuelta sobre sus rieles relucientes e iban por varios rumbos citadinos y nos proporcionaban tanta emoción cuando de uno de ellos, como en la muy recordable película del cine nacional precisamente titulada La ilusión viaja en tranvía, bajaba una preciosa chava como Lilia Prado, con su falda tan chiquita que mostraba los inmarcesibles generosos muslos. Como diría el famoso poeta: “Volverán los amarillos tranvías/ en la ciudad las rutas a cursar/ pero aquellos que alegraron otros tiempos,/ ¡ésos no volverán!”... Pues ahora resulta que en el Proyecto de Egresos del Deefe ya están proponiendo que en la región más intransitable de la ciudad vuelvan a circular los tranvías como los dendenantes... Y, qué le cuento, don, a mí también como que me da de alazo la nostalgia, y no he perdido la esperanza de ver bajar de los susodichos (me refiero a los tranvías, no a los responsables del proyecto que le dije) a chamaconas como que dijéramos liliopradescas y con las actuales minifaldas generosas que nos permitieran revivir el silbidito homenajeador de ¡fuiiiiiit-fiuuuu!, ahora desgraciadamente descontinuado... Pero un servidor diría que, sabrosas nostalgias aparte, y sin faltar a la memoria de doña Lilia (que sigue viajando en mis sueños más selectos), mejor sería que no se resucitara a los tranvías porque, vt ¿se imagina usted el desmoder que se va a añadir a esta Esmógico City cuyo corazón urbano ya deporsí está a punto de paralizarse con tanta chatarra dizque circulante?... Yo diría que mejor piensen en poner tranvías y trolebuses áereos como grandes helicópteros, con paradas en escogidas azoteas, y que a los taxistas nos cambiasen nuestras unidades por helicopteritos de taxímetro, ¿no?... Pues los tranvías, sí pues, nos aportarían el grato cosquilleo de la nostalgia, pero la cual sería más bien, como dijo el insigne y muy recitable poeta don Ramón López Velarde, una especie de intima tristeza reaccionaria... ¿No? Digo, noposí.

No hay comentarios: