El conductor del autobús que sufrió el miércoles un aparatoso accidente en la Avenida de Madrid pasó la noche en la unidad de observación del hospital. Se le hizo un reconocimiento médico y según el gerente de Rober, Guillermo Robles, "ya se encuentra bien, con su familia en casa. Pero hoy -por ayer- no irá a trabajar".
De unos 30 años, el conductor, que fue sometido a una prueba de alcoholemia que dio negativo, declaró haber tomado algún tipo de medicación para el resfriado. Al parecer, era sólo un caramelo para frenar la tos.
El protagonista de este accidente sostuvo que sufrió un mareo o desvanecimiento, lo que le hizo perder el control del vehículo. Entonces éste se encajó entre la pared de una sucursal bancaria y una farola, que frenó la marcha del autobús y evitó que hubiera heridos de gravedad. El vehículo se ha remitido directamente al servicio técnico del fabricante, la casa Volvo.
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