El fuego, que alcanzó hasta los ocho metros de altura, destruyó el autocar y afectó a la fachada de una vivienda
La escena parecía sacada de un nodo de los años 60. Una fila de vecinos se pasaban los cubos de agua para sofocar las llamas que destruían un autobús en Tuéjar. Otros se afanaban por arrastrar una manguera o corrían por las calles en busca de extintores. En pocos minutos, el fuego destruyó el autocar pese al gran esfuerzo de los vecinos.
El incendio tuvo lugar ayer por la mañana en la avenida Ramón Villanueva del tranquilo pueblo de la comarca de Los Serranos, a unos 80 kilómetros de Valencia. El reloj marcaba las ocho y media de la mañana cuando comenzó a arder una de las ruedas del autobús. Los hechos ocurrieron a escasos metros de la parada. El conductor del autocar estaba realizando en ese momento una maniobra de aproximación a la acera. Siete pasajeros se encontraban dentro del vehículo.
El fuerte olor a quemado y la hilera de humo alertaron al chófer y los viajeros. De inmediato, todos bajaron del autobús. La escena de pánico duró pocos segundos, el mismo tiempo que tardaron en descender del autocar.
Una vez a salvo, los pasajeros y un grupo de vecinos dieron la voz de alarma por el pueblo. «¡El autobús de la Chelvana está ardiendo!», gritó Mari Carmen. Fueron momentos de gran tensión.
Una columna humana
Las llamas se propagaron con rapidez pese al esfuerzo de un grupo de vecinos. «Como la fuente está muy cerca, hicimos una columna humana y nos pasamos los cubos para arrojar el agua con más rapidez», explicó la mujer.
Mientras los lugareños se organizaban para luchar contra el fuego, el Centro de Coordinación de Emergencias movilizaba al Consorcio Provincial de Bomberos y la Guardia Civil. En la avenida Ramón Villanueva, el fontanero de la brigada de mantenimiento, un ferretero y el alguacil se unieron a las labores de extinción del incendio.
«No hemos podido hacer nada. Las llamas alcanzaron una altura de ocho metros por lo menos», afirmó Ramona Llovera, una de las vecinas que formaron la fila humana para atacar el fuego con cubos de agua.
«Han estallado los cristales de las ventanas, y la fachada de mi casa ha quedado ennegrecida por el humo», señaló la mujer con el rostro cariacontecido. Ramona sufrió un ataque de ansiedad, por lo que fue asistida por el médico del pueblo. «He pasado mucho miedo. El incendio era muy grande y yo creía que se quemaba mi casa», añadió la vecina afectada.
Cuando los bomberos voluntarios de Chelva llegaron a Tuéjar, la llamas ya habían destruido el autobús y un contenedor de vidrio. «Con el agua que llevaba el camión cuba y las dos mangueras que empalmó el fontanero pudieron sofocar el incendio», manifestó el alguacil.
El sargento del parque de bomberos de Paterna también se desplazó al lugar para coordinar los trabajos de extinción del incendio. El suceso corrió como la pólvora en Tuéjar. Numerosos vecinos se acercaron para curiosear y contemplar el esqueleto del autobús calcinado.
La Guardia Civil abrió una investigación para averiguar las causas del incendio. Según los testimonios del chófer y un mecánico del pueblo, todo parece indicar que el fuego se inició en una rueda trasera del autocar debido a un calentamiento de los frenos.
El alcalde de Tuéjar, Francisco Javier Oltra, destacó el comportamiento ejemplar de los vecinos que intentaron sofocar el incendio. «Han hecho todo lo que estaba en sus manos y más. La verdad es que su actitud ha sido encomiable», aseveró Oltra. Además de formar la fila humana para trasladar los cubos de agua, los lugareños también atacaron el fuego con una decena de pequeños extintores.
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