
Quisiera agradecer públicamente al Ayuntamiento de Santander, al alcalde y al concejal correspondiente por el detalle que tienen en dar prioridad a los asalariados más antiguos para la concesión de nuevas licencias. Aunque, quizás, la felicitación debiera ir a la nueva junta de radiotaxi que, a pesar de no conseguir su objetivo de que no se dieran dichas licencias, sí que va a conseguir engordar las arcas del ayuntamiento a base de 120.000 euros por licencia fastidiando así a sus 'compañeros' asalariados que tendrán que empeñarse hasta las cejas para poder acceder a algo por lo que llevan esperando más de 25 años y que no se da cuenta de que perjudica a todos abriendo este precedente.
Para que la gente lo sepa, antes sólo se cobraban unas tasas que en la última concesión de licencias, hace unos 18 años, rondaron las 700.000 pesetas. Sin embargo, ahora, un asalariado con más de 25 años de antigüedad (y es gente que por lo tanto en su mayoría ronda los 60 años) tiene que pagar 120.000 euros al ayuntamiento, 35.000 euros por un vehículo adaptado para minusválidos, 20.000 euros para asociarse a radiotaxi y 12.000 euros de impuestos. Pero como los miembros de esta junta directiva son recién llegados al sector que han pagado más de 300.000 euros de manera 'voluntaria', pues esto les parece equitativo; claro que si su filosofía es la del perro del hortelano.
Por último, quisiera también recordar que el señor concejal de movilidad, en su primera reunión con el sindicato de asalariados, dijo que el ayuntamiento no iba a lucrarse de la concesión de licencias. Imagino que se le habrá olvidado. Debe de ser un mal común a casi todos los políticos.
Iñigo Pérez Noriega
No hay comentarios:
Publicar un comentario