viernes, 28 de agosto de 2009

El Abono del futuro cuesta 60 millones

El Abono del futuro cuesta 60 millones
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27-08-2009 - Ángel Calleja - Fotografías: Juan Luis Jaén
Cancelar el billete del abono transporte en cada máquina de cada autobús, Cercanías o estación de Metro tiene los días contados. El Consorcio Regional de Transportes (CTM) está sometiendo a pruebas la que será la futura tarjeta intermodal: un pase similar a una tarjeta de crédito que se utilizará sin contacto y que permitirá organizar el transporte público a demanda en tiempo real.


Según explica a Madridiario el jefe de Innovación Tecnológica del CTM, Antonio Rubio, el proyecto ya es una realidad al menos para quienes vivan o trabajen en el centro de Madrid. Los viajeros que se desplazan habitualmente por la zona A -la corona metropolitana de la ciudad- ya disfrutan de él siempre que adquieran el abono anual en lugar del mensual. Si lo hacen así, reciben una tarjeta que sólo tienen que acercar a las máquinas validadoras para que el torno se abra automáticamente.

Para poder implantarlo en la zona centro, Metro de Madrid ha adaptado las validadoras de la zona centro con el necesario lector magnético, que lee la tarjeta de forma inalámbrica.

En la actualidad, todas las nuevas líneas de Metro de Madrid y las que se construyeron en el último plan de ampliación -incluidos el Metrosur y los metros ligeros- tienen en sus tornos o puertas el receptor de señal. Es más, la Consejería de Transportes ya implanta en las estaciones en remodelación como la de Sáinz de Baranda un sistema en pruebas que permitiría recargar la futura tarjeta sin contacto.

Inversión razonable
El primer sistema también está disponible para los empleados de Metro de Madrid y el Consorcio Regional de Transportes, pero su implantación en toda la red aún no tiene fecha fija y, según Antonio Rubio, no es por falta de dinero: "Con 50 o 60 millones de euros se podría extender a toda la red. El problema es logístico, de cómo y dónde distribuir las tarjetas y de si se va a utilizar en todos los medios de transporte público de la Comunidad de Madrid". Para que la integración del sistema fuera total, añade, las empresas de autobuses regionales deberían adquirir para sus flotas de vehículos la tecnología necesaria y el Cercanías -la gran aspiración del Ejecutivo de Esperanza Aguirre- debería ser gestionado por la Comunidad de Madrid.

La instauración de la tarjeta sin contacto supondría una revolución en cuanto a las frecuencias de paso y las rutas que cubre el transporte público regional, como explicó el propio jefe de Innovación Tecnológica del CTM en la última jornada sobre intercambiadores de transporte del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM).

Rubio recordó entonces que hoy, gracias a la tecnología de gestión de los modernos intercambiadores, el Consorcio sabe qué autobús entra en cada distribuidor, el tiempo que cada uno tarda en hacer su recorrido y cuántos pasajeros suben y bajan de cada vehículo. Pero se aspira a mucho más: gracias a la transmisión y recopilación telemática de datos a través de la tarjeta sin contacto, se podrá saber cómo, cuándo y dónde está cada convoy, el número de pasajeros que lleva, dónde baja o sube cada uno y si al hacerlo conecta con otro medio de transporte público.

El Consorcio ya está extendiendo y perfeccionando los sistemas de gestión integral del transporte para que EMT, Metro y Cercanías se integren en esta red de datos cruzados. Una vez conseguido, y con la gran mayoría de los usuarios (los que utilizan el Abono Transporte), armados con su tarjeta, el Consorcio conocerá con toda precisión los movimientos de los madrileños. Esto a su vez hará que tanto las frecuencias como el número de plazas y las rutas del transporte se adecuen a la demanda lo más ajustadamente posible. El futuro está muy cerca, pero aún habrá que esperar.

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