Los madrileños llevan una semana de sustos. El lunes pasado, tres hombres dispararon a un vigilante de seguridad en el centro comercial Islazul, en Carabanchel Alto, para robarle la recaudación e hirieron a una mujer que paseaba por el lugar. El martes a punto estuvo de pasar lo mismo en el centro comercial de Nassica, en Getafe. Un mosso d'esquadra que estaba en la zona fuera de servicio se enfrentó a los cuatro delincuentes e impidió que robaran un furgón de Prosegur. Ayer les tocó pasar miedo a los viajeros de la línea 9 de Metro a mediodía. El tren boa (con los vagones conectados entre sí) estaba llegando a la estación de Núñez de Balboa cuando un hombre sacó un arma y la exhibió al pasaje, que entró en pánico. El hombre armado resultó ser un agente del Cuerpo Nacional de Policía, fuera de servicio, que sufrió un ataque de ansiedad. Nadie sabe por qué sacó la pistola. Otra agente que se encontraba en el tren de Metro, también de paisana, avisó al 091 y desalojó el vagón.
Otra agente de paisano desalojó el vagón y trató de reducir al hombre
María del Mar Serrano estaba al final del tren y se le empezaban a cerrar los ojos. Eran poco más de las tres menos cuarto de la tarde. Por la mañana muy pronto había tenido que hacer un examen y estaba cansada. A la altura de Núñez de Balboa le pareció que el Metro tardaba más de lo habitual en reanudar la marcha. "Pensé que estaban esperando a que pasara otro vagón o algo así", aseguró ayer por teléfono. "Pero entonces vi cómo la gente empezaba a chillar y salía corriendo. Yo salí detrás de ellos por inercia y ya fuera del tren una señora me dijo llorando: '¡Un hombre ha sacado una pistola!'. Pero no me dio tiempo de ver nada. La gente salía en avalancha", dijo.
Éste es el relato de lo sucedido que hizo esta administrativa de 35 años. En el momento en el que el policía sacó un arma, ella iba camino de su trabajo. María del Mar no alcanzó a ver al hombre. Sólo asistió al pánico, e incluso al llanto, de los pasajeros. "Ha sido un buen susto", indicó ayer. Ella al principio pensó que se trataba de un aviso de bomba. Aunque minutos después de lo sucedido, cuando la policía ya había sacado al agente de la estación, varios trabajadores del suburbano dijeron que no había sido para tanto.
El episodio fue cosa de minutos. El hombre iba en uno de los vagones, cuando de repente sacó el arma y la apoyó en su pecho, según explicó ayer una portavoz de la Jefatura Superior de Policía. Al verle, otra agente, que estaba también en el metro en ese momento, pidió a los pasajeros que desalojaran el vagón y se acercó al hombre para intentar quitarle la pistola. Ni ella ni él sabían que ambos formaban parte del Cuerpo Nacional de Policía. La agente trató de reducirle, pero no pudo con él. El hombre estaba fuera de sí y ella no iba armada. Así que llamó al 091 y pidió ayuda. Varias patrullas acudieron al suburbano. A los agentes les costó sujetar al policía, que se mostró agresivo. "No sabía quién era ni dónde estaba", añadió la portavoz policial.
El hombre fue trasladado al hospital de la Princesa, con una fuerte crisis de ansiedad. La Jefatura Superior de Policía no tiene constancia aún de si estaba siendo tratado por algún tipo de trastorno. En cualquier caso, el agente tendrá que responder ante el juez por sacar un arma y atemorizar a los usuarios del suburbano.
La estación de Núñez de Balboa permaneció sin servicio durante 15 minutos, según explicó ayer una portavoz de Metro. El tiempo que tardaron los trabajadores del suburbano en desalojar el andén y permitir a los agentes sacar al hombre de la estación.
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